Trunk Show: la primera crónica

Salgo realmente contento con el trabajo de Demme. Ha captado perfectamente lo que Neil nos pudo ofrecer en su gira por teatros durante el otoño/invierno.
Te mete justo en medio del grupo gracias a una realización espectacular. Las cámaras son de todo tipo y van desde las más modernas de alta definición hasta tomas realizadas con cámaras de mano desde el foso. También se usan mini-cámaras en la batería, piano, etc. Demme ha estado presente en la proyección y ha recibido muchos aplausos al llegar pero muchísimos más al finalizar la película.
En teoría la película no está todavía finalizada pero desde luego no le debe quedar mucho.
Hay algunos detalles como algunas tomas desde el foso donde el cámara anda con mal pulso (y es un mareo) y seguramente los créditos mostrados son todavía provisionales.
La película es en un 95% tomas de los conciertos, la parte documental es prácticamente testimonial. Ignoro si en el montaje final esto puede cambiar.
La duración ha sido de hora y media.

Quiero advertir que a partir de ahora voy a destripar bastantes cosas de la película como por ejemplo las canciones interpretadas y algún otro detalle que entiendo que haya gente que no quiera saber antes de verla.




++++ SPOILERS ++++



La película arranca sonando Sad Movies. No vemos a Neil tocarla, se que se trata de un mix de imágenes de la banda durante los conciertos.
La primera vez que vemos a Neil en acción es con un Harvest desgarrador (como en toda la gira).
Las tomas son fantásticas con primeros planos de Neil y de su guitarra. Según acaba arranca Cinnamon Girl y se utiliza como introducción a la película.
Hay un momento en el que la pantalla se divide en 9 para ver todas las cámaras a la vez y se aprovecha para meter los títulos de crédito.
A diferencia de cómo Neil realizaba los conciertos con dos sets separados (acústico/eléctrico), Demme va intercalando canciones de ambos tipos.
Seguimos con Oh, Lonesome Me. Durante esta canción hay una toma muy larga desde el foso con una cámara que se mueve muchísimo, espero que lo cambie en el montaje final ya que marea bastante.
Llega una de las primeras partes documentales donde Neil explica los motivos para llevar esa banda y no a Crazy Horse.
Seguimos con Kansas y una impresionante Mexico al piano. La cámara fija desde el piano es sencillamente acojonante.
Volvemos a ver a la banda con una muy intensa Spirit Road. Llega el momento de No Hidden Path que es ofrecida en su integridad. Las tomas desde el foso son impresionantes, te mete en medio de una fantástica y eterna jam. La old black que se lleva todo el protagonismo de una canción que acaba con aplausos en la sala de proyección.
Añadir el detalle de que hay una cámara en la batería mirando hacia Neil que nos permite ver lo que nunca vemos cuando Neil se gira y encara a Ralph.
Continuamos con Ambulante Blues con una versión a la altura de las mejores de la gira. Otra vez primeros planos de Neil espectaculares.
Pasamos a Mellow My Mind y The Believer antes de volver la intensidad con Everybody Knows This is Knowhere. Está canción es toda una fiesta y tiene tomas muy emotivas como las de Pegi fuera del escenario cantando la canción. Incluso el pintor la canta mientras prepara uno de los cuadros posteriores.
Seguimos con Winterlong donde por fin vemos a Ben Keith sentado en la steel.
La película la cierra una sensacional Like a Hurricane. Intensa y larga con Ben al mando del legendario teclado con el pájaro.
Para el momento de los créditos queda reservada The Sultan.
Fin de la proyección y larga sesión de aplausos que Demme agradece.


Resumiendo:

• LO MEJOR: Muestra a un Neil pletórico. Las canciones están íntegras. La realización es impecable y te pone en cada momento en el lugar adecuado. De las canciones me quedo con Mexico, Harvest, Ambulance Blues y EKTIN.

• LO PEOR: Poca parte documental. Algunas tomas con cámara de mano son inestables. Tan solo hay UNA canción de piano, una pena que A Man Needs a Maid o After The Gold Rush se queden fuera. Los créditos finales no están a la altura de Heart of Gold.

Una crónica de Iñaki Eizaguirre