16 octubre, 2008

CSNY/Déjà vu: de una nueva esperanza a lo ya visto


1979
Dos años después de "Star Wars IV: A new hope" ("La guerra de las galaxias, episodio IV: una nueva esperanza"), los jawas (pequeñas criaturas nativas del sistema J11.9 que visten toscos ropajes, tejidos a mano para protegerse del sol, con capuchas que si bien les ocultan el rostro no impiden ver cómo sus ojos brillan en las tinieblas, aprendieron rápidamente las artes del comercio para tratar con los humanos y otros alienígenas, más cuando muchos clanes descubrieron que era negocio encontrar maquinaria abandonada en mal estado, perdida por esos desiertos que ellos tan bien conocen, y repararla en sus reptadores para posteriormente revenderla a los humanos y demás alienígenas; de este modo, evolución adaptativa al medio cambiante, se convirtieron en chatarreros que, en la estación de comercio, van a lugares preestablecidos a reunir sus reptadores para comprar y vender chatarra: no tienen escrúpulos en hacerlo con seres humanos, o de casi cualquier otra especie) aparecen en la Tierra, encargados de preparar, canción a canción, el escenario de "Rust never sleeps" (El óxido no descansa nunca), una gira en la que una magnificada escenografía presentaba a Neil Young & Crazy Horse como liliputenses entre altavoces y amplificadores gigantes.

En la película del concierto podemos ver a un acústico Neil Young cantando "Sugar mountain" sentando sobre la cima de un altavoz y con los pies colgando como quien está sentado en el muelle, en el borde de la bahía, con los pies colgando sobre la superficie del agua, mirando hacia la inmensidad del mar que enlaza con el estrellado cielo del horizonte. O cómo sale acústicamente de la tristeza para entrar eléctricamente en el luto más negro mientras el estribillo entona: "La imagen contiene más de lo que el ojo percibe".

La portada también aporta su imagen al ojo avezado: el artista de blanco intenta dejar atrás a los jawas que pueblan la maquinaria escénica mientras los focos, al fondo, delimitan una zona azulada... sales del azul y fundes en negro. Pagas por eso pero te dan aquello. Eh, eh; sí, sí. El rock and roll no morirá jamás. La imagen contiene más de lo que el ojo percibe. Eh, eh; vaya que sí. Sales de la tristeza y entras en el luto. Es mejor quemarse que desvanecerse.
Los tirantes de adulto mantienen sujetos los pantalones del joven que lleva tiempo moviéndose entre quienes venden al mejor postor lo que encuentran por esos escenarios de la galaxia musical. Con paso decidido los deja atrás, aún cuando está en la edad de la tentación previa a toda crucifixión, y con la mano refuerza su postura de "quedaos, no me sigáis" pues sabe que hay un tiempo para cada cosa y en su caso no hace mucho que lo ha cantado: A veces te dejas llevar, a veces te plantas; a veces una luz te hace sentir como si te elevaras del suelo. Oh, este viejo mundo continúa girando, es un milagro que los altos árboles no estén cayendo. Hay un momento para todo.

2003
Dos años después del 11-S, la joven Sun Green, emblema de la juventud capaz de reconducir las cosas que están cayendo por su peso, se encadena a la estatua del águila del vestíbulo de Power Co. para desde allí vociferar, megáfono en ristre: "Hay corrupción en las altas esferas. Todos estáis salpicados. No podéis confiar en ninguno de ellos. Sólo quiero la verdad". Seguridad trajo unos sopletes de corte. Cámaras de noticiarios grabaron su alocución. "Cuando la ciudad se sume en la oscuridad por un corte imprevisto de luz La Casa Blanca sólo sabe culpar al alcalde pidiendo su dimisión como solución". Fue un momento dorado para los noticiarios. Nadie se lo podía creer. Generó grandes titulares. Así es "Sun Green", una de las canciones de "Greendale", disco, y película homónima, que componen una expresiva denuncia de cómo los medios vuelan para difundir el morbo pisoteando los derechos básicos del ciudadano pero en cambio callan sobre la corrupción política y empresarial.

"Leave the driving" (Dejennos hacer), explica la moraleja de esta historia: "Procura no llegar a viejo: cuanto más tiempo estés en el mundo más chascos te llevarás." Y un último apunte, que no se puede quedar en el tintero: "Hay quien coge auténtica boñiga y la convierte en oro". Droga aquí, guerra allá, boñigas doradas que engrosan bolsillos de pocos y destrozan vidas de muchos. Así, mientras el gobierno se preocupa de preservar las libertades en lejanas tierras llenas de oro negro como si por ello tejanas fueran, en casa, una noche Jed salía de la población y a la altura del letrero "Está Usted saliendo de Greendale" que hay en el arcén de la autovía de la costa tuvo un contratiempo y acabó disparando a un poli y yendo a la cárcel. Bueno, en realidad mató a un poli y acabó en la cárcel. Y esto fue el comienzo del fin de GranPa Green: el abuelo murió como un héroe, defendiendo su derecho a la intimidad, intentando detener a los medios de comunicación, intentando permanecer en el anonimato.

Unos días antes de estos nefastos acontecimientos, el abuelo (GranPa Green) y Jed estaban sentados en la entrada. El abuelo hacía por leer el periódico y le dijo al primo Jed, sentados en la entrada: "No voy a retirarme así que me recauchutaré. Me veo como ese tipo con su canción de toda la vida. ¿Hay algo que sepa que no lo haya entonado?.

En el cartel de la película se ve a la joven Sun Green, megáfono reivindicativo en mano, y al diablo al fondo con las manos en los bolsillos, ambos bajo Greendale; pero "La vereda del diablo" explica de qué va el tema: Cuando la luz roja se enciende en las calles del odio, el diablo se alimenta y a saber qué come. Hay un jardín en crecimiento y un millón de malas hierbas pero no hay manera de saber quién hizo qué. Y los niños ríen y los viejos cantan. Y las campanas de la iglesia tocan a milagro. Y el gran horno se caldea y caldea. Y late el gran corazón. Y la gran rueda de molino gira. Unas cosas van a mejor otras empeoran un poco.Esa situación viene a ser como una maldición.

Una vez más, la imagen contiene más de lo que a simple vista parece.

2008
Dos años después de las elecciones presidenciales que convirtieron el proclamado voto por el cambio en el voto del recambio y ya pasados tres años del envite dejado ir en Greendale no parecía que Sun Green fuese a personificarse. Neil, sesentón pero rejuvenecido tras haber dejado atrás un aneurisma cerebral ('no voy a retirarme así que voy a recauchutarme', GranPa dixit), muta para convertirse en el personaje esperanza de su anterior película y al igual que la joven Sun Green se equipa con un megáfono a cuatro guitarras, CSN&Y, y se "encadena" a la gira "Libertad de expresión 2006", con el respaldo del decálogo recopilado bajo el título "Living with war", grabado al amparo de un coro de cien voces: "(1) No necesitaremos un hombre de paja al frente del gobierno. (2)Me niego a seguir la corriente, a aceptar las fosas comunes... (3) No necesito más ataudes que no puedo ver, cubiertos con banderas que no salen por TV. (4) Tuvimos ocasión de cambiar de opinión pero no supimos hacerlo. (5) Cuando escribas tus canciones sobre nosotros, ¿intentarás hacernos justicia porque quisimos ser exactamente como vosotros y vuestras familias?. (6) Hoy, nuestro pequeño se va a la guerra, a luchar en batallas que algunas veces habíamos ganado. (7) Acusemos al presidente de mentir y de llevar a nuestro país a la guerra, abusando del poder que le otorgamos y despilfarrando nuestro dinero. (8) Buscamos un líder que nos devuelva el país, que una de nuevo el rojo, el blanco y el azul antes de que se convierta en piedra. (9) Cuando fuimos a alistarnos no paramos de reír por el camino, fue entonces cuando la llamamos autopista hippy; todavía la llamo así. (10) ¡Oh, hermosa de vastos cielos, de ambarinas espigas ondulantes, de majestuosas montañas purpúreas sobre la fructificada llanura!.

Dos años después del inicio de la gira y a dos meses de las elecciones presidenciales se estrena la película documental que recoge los planteamientos de quienes organizaron y realizaron la gira y las opiniones de quienes asistieron a los conciertos o hablaron de ellos.

Vemos cómo llega un momento en que los conciertos se inician con los músicos levantando, como izando, un enorme micrófono con un lazo amarillo: por un lado avisando al público del hecho que la música, el escenario, iba a ser un recolector de sus opiniones (también había un reportero encargado de captar con cámara y micro lo que ocurriera y se dijera) y por otro constatando que el óxido no había cejado en su labor todos estos años, si bien esta vez no eran jawas quienes se encargaban de la escenografía sino los mismos músicos; al menos, el montaje estaba en manos de los artistas y no, como antaño, los artistas en manos del montaje de unos chatarreros espaciales.

El cartel presenta la ondeante bandera en lo alto, sobre las iniciales C S N Y (si bien, C y S quedan dentro, C sobre franja blanca y S sobre franja roja, N queda más bien fuera y ya Y queda completamente sin, sobre fondo negro). En la parte baja, a lado y lado, dos a dos, C S en blanco y negro rejuvenecidos y N Y a colores actuales. Entre ellos y la bandera, un mural de vídeo con fragmentos de imágenes: el micrófono con la cinta amarilla, la ancha espalda de un veterano que abraza a otro, el signo de la paz girado y desgarrado, entre otros y, en el centro, un cantante protesta en faena.

CSNY/Ya visto.

El rock and roll no morirá jamás. La imagen contiene más de lo que el ojo percibe. Eh, eh; vaya que sí.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Aqí tenéis mi crítica del film del viejo canadiense:

http://bajoelzeppelin.podomatic.com/

CESARPELOPO