Neil Young probablemente tampoco sepa cómo y por qué ha llegado a la edad que ha llegado, sufriendo tanto desgarro. Habrá quien diga que es milagro, o puro azar, como si hubiese algo puro ya. Pero su guitarra suena, como si fuese la de un joven recién iniciado en las artes de la vida y de la ilusión. Ahí está la diferencia. Ojo; viene a la ciudad.
Se refiere a Donostia, naturalmente, porque ese texto pertenece a un artículo de Felipe Juaristi, publicado en el Diario Vasco en el que el autor hace algunas reflexiones sobre el sentido de la vida y en el que, con muy bien criterio (¡Sí, señor!) dirige su mirada hacia nuestro Tío.
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