En la editorial independiente
Ángel Álvarez fue, en la década de los sesenta, el primer y principal divulgador radiofónico de una revolución musical gestada en USA y Gran Bretaña, cuyo conocimiento había sido hasta entonces inaccesible en nuestro país. Con sus programas Caravana Musical (las canciones que duraban más de diez semanas en su lista de favoritos pasaron a llamarse Series doradas) y Vuelo 605 (serie Oro) metió de lleno a toda una generación en un nuevo mundo musical. Entonces comenzamos a escuchar a Johnny Burnette, Jimmy Jones, Sam Cooke, Jim Reeves, Jerry Butler, Steve Lawrence…
No es la primera vez que pasea por la playa este
Maestro irrepetible de la radio para Manolo Fernández,
locutor excepcional de voz intimista y ritmo pausado para Diego A. Manrique, que nos trajo con sus programas música que no se oía por aquí en los grises años de esa década, programas que marcaron una época y educaron musicalmente a varias generaciones de
jóvenes aficionados ya que estuvo en antena cuarenta años.
En palabras de Patricia Lodín:
Pero no fue solo un programa de radio. Muchos jóvenes comenzaron a reunirse en un local que llamaron La oficina, comenzaron a elaborar octavillas con información musical para quienes se hacían socios, los socios se dividían por distritos, organizados a su vez por los jefes de distritos, los domingos por las mañanas se organizaban reuniones para escuchar novedades y música en vivo… El entramado del proyecto musical de Ángel Álvarez desborda todo aquello que se podría esperar de un programa de radio.
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