11 noviembre, 2014

En clave de historia: Todos esos sueños

Neil siente que la milagrosa conversión de flores de plástico en flores vivas realizada al son de una canción por la hija de la Madre Naturaleza no es solo un sueño, un deseo, de lo que debería ocurrir sino que es algo que le ha pasado; él se siente ese ramillete de flores estereotipadas, a imagen y semejanza de las antaño vivas pero ahora inertes por la inercia de tanto tiempo creyendo que lo estaba haciendo bien, que al ser puestas en el jarrón son insufladas de nuevo a la vida por esos sueños que llegan con el nuevo día, unos sueños que ha hecho suyos y que le han llevado a dar el paso para proteger la Naturaleza, el mañana de nuestros hijos, ¿quién más va a dar el paso?. Unos sueños que también le han llevado a echarse de nuevo a la carretera de la vida pero esta vez quiere conducir su coche en un renovado intento de encontrar su destino al final del camino que inicia con un recorrido nocturno en el que los destellos de los coches que circulan en sentido contrario reflejan un atisbo de todo lo bueno que una vez pasó y que va quedando atrás mientras que las penas y la lluvia parecen ir por delante, tal como confirma al decir 'Hola' a Chicago, lugar en el que ya había estado antes y en el que la lluvia caía mientras cantaba y bebía con el amor también entonces en su corazón. En aquella época él era más joven y más fuerte pero la vida jugó sus cartas y con toda seguridad las jugará de nuevo lo que, ahora que ni es joven ni fuerte, no deja de plantearle sus dudas. En esas se encuentra un estepicursor en una curva de la carretera y se siente identificado con esa planta arrancada de sus raíces, a merced del viento imperante y que tan solo puede esparcir sus semillas mientras rueda o es arrastrada. No obstante, la vida está llena de pequeñas muletas a las que podemos recurrir para mantenernos en pie. Y desde lo alto de una de las altiplanicies de ese lugar entrañable y emblemático para él que es la Gran Divisoria siente cómo el paso del tiempo y la erosión de los elementos curten, modelan, el terreno resultando un paisaje de serena belleza y profundo significado lo que le lleva a concluir entre armónica y orquesta de aquellos buenos tiempos que algún día, tanto en lo personal como en lo musical, se le volverá a ver tal como antes. De este modo empieza a dejar atrás sus dudas y temores y encara la nueva etapa reconociendo que está encantado de haber encontrado a quien considera su salvavidas porque, aunque le ha llevado tiempo, ahora se da cuenta de que se encuentran justo donde ambos pertenecen, tal como confiesa mientras mira cómo duerme y comenta satisfecho que, si bien se sorprende de cómo llegó hasta su lado y de los riesgos asumidos, no dudó en tomar la decisión; no obstante estas son las promesas que uno hace cuando sus ojos están cegados por el amor y la historia un destino. Oh, ¡todos esos sueños! a ritmo de orquesta, a los vientos de gran orquesta y al evocador imaginario en vistarama con los violines y coros de una sinfónica, modelados en un muñeco de nieve cuya sonrisa una ramita, su nariz un pepino, sus ojos dos piñas, mirando. El muñeco se está derritiendo pero tienen fotos suyas, como dos criaturas riendo.

All Those Dreams


When the morning comes
And you're still sleeping
With all those dreams
In your pretty head
I'll light a fire
While the sun comes creeping
All across
The meadow bed
 
The old clock has stopped
No longer ticking
No longer counting every second
 
Out by the car
Our snowman's melting
Nothing can bring
him back now
 
His smile a twig
And his nose a cucumber
His eyes two pinecones
Looking out
 
We got pictures of him
Like little kids laughing
 
In the snow we were walking hand in hand
We went looking for a big surprise
And we found before our eyes
two white elks grazing on the green
Then we heard the honkers coming
Landing on the lake of summer
Nesting there and waiting for a dream
 
When the morning comes
And you're still sleeping
With all those dreams
In your pretty head
I'll light a fire
While the sun comes creeping
All across
The meadow bed
 

Todos esos sueños


Cuando llegue la mañana
y tú aún sigas durmiendo
con todos esos sueños
en tu cabecita,
encenderé un fuego
mientras el sol se acerca arrastrándose
a través
del prado hasta la cama.
 
El viejo reloj se ha detenido,
ya no hará más tic-tac,
ya no contará cada segundo.
 
Fuera, junto al coche,
nuestro hombre de nieve se está derritiendo.
Nada puede hacer
que vuelva a ser lo que fue.
 
Su sonrisa, una ramita.
Y su nariz un pepino.
Sus ojos dos piñas,
mirando.
 
Tenemos fotos suyas.
Como dos criaturas riendo.
 
Caminábamos de la mano bajo la nieve.
Íbamos buscando una gran sorpresa
y nos encontramos ante nuestros ojos
dos alces blancos pastando en el prado.
Y entonces oímos llegar los gansos,
posándose sobre el lago como si verano fuese,
para anidar y allí esperar un sueño.
 
Cuando llegue la mañana
y tú aún sigas durmiendo
con todos esos sueños
en tu cabecita,
encenderé un fuego
mientras el sol se acerca arrastrándose
a través
del prado hasta la cama.
 

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