“No sé si me sirvo del alcohol para escribir o me sirvo de escribir para beber. Es un mecanismo casi pavloviano. Puedo beber sin escribir pero no puedo escribir sin beber. A la mañana siguiente lo tiro.”
Sirva la reflexión del escritor Juan Benet para ilustrar la difícil relación entre el alcohol y la literatura, entre la adicción en el peor de los casos y la genialidad.
Este comienzo de Juan Carlos Galindo a su artículo del pasado 23 de Diciembre en Babelia, suplemento cultural del diario El País ha suscitado la mía propia acerca del que en palabras de sus contemporáneos – que le respetaban y admiraban - es el mejor escritor de canciones del mundo siendo algunos sólo letristas.
Sus composiciones ricas y poéticas de trágica belleza son propias de un alma agrietada, melancólica y solitaria que nos hacen mirar hacia nuestro interior: oírle es ver pasar la vida por delante de los oídos.
Cada día más flaco – como en la canción de Quique González que tan bien cantó otro de su cuerda como Enrique Urquijo – sucumbiendo a los efectos de una existencia cercana a las adicciones
Clavo mis pies y respirando con amargura gasto
El tiempo que va pasando
y con una voz que decae en registros más bajos según se iba bebiendo la vida por galones, en un día de Año Nuevo nos dejó quien dejó escrito gemas como estas en una sola canción:
Vivir
es sobre todo perder el tiempo
Y yo voy a perder la parte que me
corresponde
.....
Tenemos
un cielo del que conversar
Y
el mundo para tumbarnos sobre él
…..
Todo
no es suficiente
Y
nada es algo casi insoportable
El
lugar por donde pasaste estuvo bien pero ya no está
Y
todo lo que te llevas es el haber llegado hasta allá
Escucha a Townes Van Zandt porque
No
hay viento más intenso que aquel que sopla a través de unas
solitarias vías de tren
Ni
vista más bonita que darte la vuelta para contemplar la ciudad que
dejaste atrás
No
existe nada tan real como un amor que se encuentra en mi pensamiento
.....
Hay
muchísimas cosas en el camino que, seguro, desearía ver
Me
gustaría avanzar a través del viento y decirme a mí mismo que soy
libre
Pero
el más suave de tus susurros resuena para mí con más fuerza que la
llamada de la carretera
…..
Cierra
los ojos
Estaré
aquí por la mañana
Cierra
los ojos
Estaré
aquí durante un tiempo
Escucha a Townes Van Zandt porque es un tipo que piensa que la traición y los remordimientos hacen perder facultades para cantar blues:
Vivir en la carretera, amigo
Te mantuvo libre y limpio
Ahora tu piel se ha tornado de hierro
Y tu aliento es más duro que el queroseno
Escucha a Townes Van Zandt un tipo que en su primera canción escribió:
A
veces no sé hacia dónde
Me
está llevando esta sucia carretera
A
veces ni siquiera puedo ver un motivo
Así
que supongo que seguiré jugando a las apuestas
Empinando
el codo en exceso y vagabundeando
Es
más sencillo que quedarse esperando a morir
….
Ahora
he salido de la cárcel
Por
fin he conseguido una amiga
Que
no bebe, ni roba, ni engaña ni miente
Su
nombre es codeína
Es
la cosa más buena que he visto en mi vida
Y
juntos nos quedaremos esperando y moriremos
Y
juntos nos quedaremos esperando y moriremos
P.D.
Justificación por si fuera necesaria:
Willie Nelson, Emmylou Harris y Steve Earle entre otros muchos han cantado su poesía
Spooner Oldham colaboró con él
Cowboy Junkies giraron con él
Neil Young : attending to see Van Zandt perform
Su versión de Dead Flowers cierra la película de "El Nota"
y porque tocando con una guitarra prestada nos conmueve tocando "Waitin' Round to Die" mientras escuchando, con ojos llorosos y rojos, está su vecino y amigo "Uncle" Seymour Washington, alias the Walking Blacksmith, que ha estado herrando caballos toda su vida: No tienes que beber un barril de whisky sólo porque veas un barril de whisky ahí sentado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario