Cuando yo salí de la tienda con el disco debajo del brazo, sabía (tenía que ser así) que había encontrado otra maravilla como la que había encontrado poco tiempo antes. Era mi segundo disco de ese tipo de chaqueta amarilla, solitario, en una playa que a mí se me antojaba (y todavía se me antoja) oscura y triste.
Pero todavía no había percibido ni la mitad de lo que después llegó a mis oídos.
Yo no tenía un interés desmedido por la música, así en general. Para mí, desenfundar un disco era solamente la esperanza de obtener sensaciones agradables al contacto con la música. Me daba igual un estilo que otro. Y la información que me llegaba era tan escasa en una ciudad tan cerrada y alejada de los sitios dónde se movía el tema, que es mejor ni mencionarla.
Y ahí me tienes, ignorante, perdido, solitario… pero afortunado porque sin tenerlo muy claro aun, presentía que Dios me había señalado y me estaba ayudando a sintonizar mi vieja radio de válvulas en la sintonía correcta.
Desde entonces, mis pasos me han llevado año tras año, a realizar el mismo rito. Comprar mi vinilo o cd de Neil Young no es un acto cualquiera. Es una ceremonia que hay que cumplir. No importa si la prensa se ocupa de él, o si la radio le guarda un espacio, o si los amigos recogen otras músicas. Eso no importa lo más mínimo. La música de Neil es algo que existe por sí misma, es un ente absoluto con vida propia que no tiene nada que ver con eso que hacen los que aparecen en los discos que están al lado. Además, tienen luz propia y destacan sobre el resto, por lo que es muy fácil encontrarlos aunque las estanterías estén a rebosar con cientos y cientos de otras caras. Por lo menos para mí.
Así que año tras año desde hace treinta y cinco que descubrí el primero (para mí, no de Neil), he ido colocando uno junto otro todos lo vinilos y luego todos los CDs, hasta llegar a nuestros días en que la locura parece haberse apoderado de… no sé quien y se amontonan los DVD, HDCD y por fin, los Bluray. Añoro la sencillez de aquella época, el tacto del vinilo, el ruido de la funda transparente al abrirse y al cerrarse, las letras en hoja de papel y el esfuerzo por colocar la aguja en el sitio adecuado.
Por eso el domingo 14 subí a la estantería, cogí mi vinilo marrón con letras grandes, encendí mi plato JVC contemporáneo suyo (como lo oyes) y me empapé de… recuerdos.
…he tries to speak and
Can't begin to say.
Simplemente esa entrada que, a lo largo de tantos años, se me ha convertido en una marcha casi de sintonía, de la película sonora que viene detrás, me hace sentir sensaciones agradables, intensificadas por esa armónica que te deja al final hambriento.
Y eso es solo la entrada. Tras ella, lo que empieza como un torpe toque de piano al que se le van incorporando uno a uno los otros instrumentos, al final se convierte en una canción que te hace soñar aunque tú no quieras.
Lo que sigue no es una canción es una red que se te enreda en tu interior y te lo agita sin darte oportunidad a decidir. Si “A Man…” (…To give a love, you gotta live a love….), HOG no deja rincón sano en tu corazón.
And I'm getting old.
Keeps me searching
For a heart of gold
And I'm getting old.
Por fortuna “Are You Ready…” te da un respiro, aunque solo es apariencia…
I was talkin' to the preacher, said God was on my side
Then I ran into the hangman, he said it's time to die
“Old Man” no pierde su punto de tristeza cuando repite una y otra vez ese estribillo…
Old man take a look at my life
I'm a lot like you
I need someone to love me the whole day through
Ah, one look in my eyes and you can tell that's true.
Lo que viene a continuación parece como si quisiera darte un soplo de esperanza y de vida, pero es como si Neil estuviera sin fuerza para hacértelo creer. ¿Presiente ya el futuro próximo?
We are leaving. We are gone.
Come with us to all alone.
Never worry. Never moan.
We will leave you all alone.
Y “Alabama”…
Oh Alabama
Banjos playing through the broken glass
Windows down in Alabama.
See the old folks tied in white ropes
Hear the banjo.
Don't it take you down home?
Como me gustan esas guitarras sucias saliendo de debajo y dejándote suspendido en el aire a punto de caer en algo que quiere parecerte suave pero que se convierte en un frío y duro colchón de mármol.
I've seen the needle and the damage done
A little part of it in everyone
But every junkie's like a settin' sun.
Una grabación en directo y en solitario, un bicho raro, intercalada en un disco de estudio, que termina en unos aplausos que parecen querer esconder la última joya del disco.
Singing words, words
Between the lines of age.
“Words” irrumpe casi sin esperarlo, con un ritmo difícil y una instrumentación complicada. Pero si algo me llamó la atención desde el primer día es esa guitarra que parece querer ser ella la protagonista de la voz, coreada por esa lastimera pedal-steel de Keith, derrochando emoción en cada nota. Una verdadera obra de arte, para cerrar otra obra de arte.
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Sirva todo lo anterior como un pequeño homenaje mío a la gente que este día Harvest nos han recordado de alguna manera que no estamos solos. Que somos muchas las personas que sintonizamos hoy la misma música y con el mismo espíritu. El espíritu Harvest.
Gracias Edu por ese Harvest: un hombre viejo y otras curiosidades.
Gracias Joserra por ese Paseo emocional por Harvest.
Gracias TSI-NA-PAH por ese Joel Berstein, Tom Wikes & Neil Young.
Gracias Atalanta por ese Cosechando.
Y gracias Lou por ese Amores que matan
Da gusto encontrase con gente como vosotros.
11 comentarios:
Ciertamente, escuchar un vinil del tío Neil, es todo un priviegio y un deleite.
Yo utilizo un viejo Panasonic, contemporáneo de mis viniles (Harvest y Everybody knows this is nowhere) para escucharlos.
Lo que más disfruto, después de escuchar la música es "el esfuerzo por colocar la aguja en el sitio adecuado."
Gracias por compartir esto.
Salud y saludos.
Muy bonito post boss, sentimiento a flor de piel. Enhorabuena y un abrazo y sobre todo gracias siempre por mantener esto vivo.
Antonio, con 2 c.... !!!!
Felicidades
Eso es Antonio. Muy bien descrito. Esas son los sentimientos que despiertan en nosotros la música de Neil y que muchos no entienden.
La primera vez que escuché "Out on the weekend" fuecomo si me cortara el aliento, como si frenara mi tiempo. Me atrapó y hasta me dolió.
Seguro que muchos saben de que hablo.
Perfectamente Ramón.
"Comprar mi vinilo o cd de Neil Young no es un acto cualquiera. Es una ceremonia que hay que cumplir. No importa si la prensa se ocupa de él, o si la radio le guarda un espacio, o si los amigos recogen otras músicas. Eso no importa lo más mínimo. La música de Neil es algo que existe por sí misma, es un ente absoluto con vida propia que no tiene nada que ver con eso que hacen los que aparecen en los discos que están al lado. Además, tienen luz propia y destacan sobre el resto, por lo que es muy fácil encontrarlos aunque las estanterías estén a rebosar con cientos y cientos de otras caras. Por lo menos para mí."
QUE GRAN VERDAD.
ENORME ANTONIO. ENORME HARVEST.
Hermosa descripción, Yo voy por los 37, desde 4 way. Tengo 53. Y en Argentina, de donde soy, realmente ser admirador de Neil fue, en los comienzos un camino que transité en la soledad. Crecí con su música, con mucho que contar. Otra vez será. Un abrazo.
Gracias a vosotros por vuestras palabras. Me alegro que coincidamos en tastas cosas, aunque Harvest nos lo pone fácil.
Eduardo, anímate y cuéntanos tus cosas. Ya sabes que aquí tienes las puestras abiertas y que estamos entre amigos.
Muy bueno Antonio, supongo que muchos de nosotros nos reflejamos allí, lo mucho que significa la música de Neil Young para nosotros...como leí en otro sitio a Neil "you get it or you don't at all",(o lo pillas o nada en absoluto). Respetando la libertad de cada uno, para gustos colores, pero en el caso de NEIL no es lo mismo como dice Antonio, yo no entiendo cómo a nosotros nos vuelve literalmente locos y a otros ni les "toca"...
Hermoso post sobre un hermoso disco que a mi particularmente me sigue oliendo a pan de maiz y zarzaparrilla y evocando amaneceres ante interminables horizontes.
Gracias.
NO, si al final, la música de Neil me va a convertir en humano, je.
Mi plato es un JVC JL A3 comprado en 1976. Es de correa y todavía conserva la original¡!. Lo único que le he cambiado periódicamente es la cabeza y la aguja, claro.
Sus colegas del equipo (Pionner, Akay...) pasaron a mejor vida hace mucho tiempo ya. Pesa un quintal y necesita 60 cm de fondo para estar a gusto. Creo que morirá conmigo (o por lo menos, yo haré todo lo posible) porque si le busco un compañero tendrá que ser de los que leen el surco con láser, y esos andan aun por las nube, muy lejos de mi cartera.
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