Hace ya tiempo, me encontré en Efe Eme un artículo de Juan Puchades en el que hace una defensa del disco en directo. Y casi lo había olvidado entre tantas cosas que tengo en mi escritorio. Y hubiera sido una pena, porque tenía ganas de comentarte un par de cosas, más que nada por conocer después tu opinión.
Este periodista musical señala, entre sus ventajas, una muy interesante: su valor documental como capturador de los pequeños momentos de la realidad que tanto nos gusta a los auténticos fans.
Sin embargo, fiel a la línea de esa revista y a la industria discográfica, no deja en todo el artículo de animar a ésta a comercializar también “este filón” como él lo llama. Enlatado, en streamer, en descarga… como sea, pero que lo vendan. Incluso parece molestarle que algunos grupos permitan la grabación libre de sus actuaciones ¿por qué? Con lo bien que suena la palabra gratis y sus derivadas.
Creo que ahí comete un gran error. Precisamente cuando la otra gran ventaja que tienen esas grabaciones es esa separación de “estrategias comerciales” (que bonito llamarlas así, cuando se debería llamar mercadeo vulgar en la mayoría de los casos).
A los aficionados nos gusta efectivamente, esos momentos únicos que se dan en los conciertos y no nos importa demasiado que al lado del micro haya un mozo silbando o gritando chorradas, que una botella se caiga o que el niño de turno arranque por peteneras. Vamos, que nos gusta hacer nuestras propias grabaciones. Entre otras cosas para evitar que se pierda esa espontaneidad y naturalidad que tanto parece gustarle al articulista.
Y nos gusta porque, además de disfrutar con ellas, con tranquilidad, en casa, acto seguido viene la segunda parte: compartirlas con nuestros colegas de la otra punta del planeta y que son tan pirados del artistas como nosotros o más.
Y todo ello, a mayor gloria del artista. Sí, hombre, sí. No pongas esa cara. ¿Quién te crees que después le comprará sus discos? ¿Quién te crees que se hará un porrón de kilómetros (o de millas) para ir a sus conciertos? Pues los mismos, nosotros. No hay nadie más.
Filón, pagar, mercado, demanda, comercial, industria, vender, ofrezcan, económicas, vendan, beneficiados, ganando, negocio… y su contexto, son cosas que sobran en un artículo de un periodista musical. Pero sólo es mi [modesta] opinión.
4 comentarios:
Completamente de acuerdo.Incluso como ya dije antes, me encanta escuchar en los boots esa interacción única e irrepetible en cada concierto entre el artista y sus fans, entre canción y canción (mientras sea mutuamente respetuosa). Y por supuesto aparte compramos lo oficial, y sin que nos lo aconsejen.
Has dado en el clavo Antonio.
había una canción (...)que decía "live is life", pues eso.
Si a nuestras propias grabaciones.
¿Han pensado alguna vez en los que compramos música asiduamente y pagamos entradas? Pues va a ser que no.
Este mes me he gastado 50€ en discos...y los mas caros han sido los que tenían la apariencia mas cutre.
"Live music is better, bumper stickers should be issued" Que se decía en el "Hawks & Doves"
... Y lo que mola ver las propias grabaciones de los conciertos, aún se me saltan las lagrimillas de vez en cuando.
No digo nada de los comentaristas musicales, pero más de uno, si es que va al concierto que comenta, lo hace al principio y poco más, se va cuando lo hace el fotógrafo de turno.
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