17 julio, 2013

CSN en Pedralbes: Una noche en la vida


Ante la perspectiva de ver y oír a CSN en BCN la logista se puso en marcha sondeando posibles interesados en el evento. La consulta vía e-mail llevó unos días y cuando el panorama estuvo definido y enfocado, o sea los dos habituales, resultó que para entonces sólo quedaban entradas más allá de la barrera psicológica de los 100 euros por lo que el proyecto Pedralbes resultó desestimado.
Lunes, 8 de julio. Me encontraba saliendo del trabajo, sonaba "Going Back" de apoyo, cuando noté cómo la sombra del satélite se posicionaba sobre mi vertical y el móvil se dejaba ir en vibración multitonificada. "¡Qué raro!, ¿a estas horas?", pensé al ver el indicativo de la llamada y ya me imaginé que algo malo había pasado. Normalmente cuando me suena el móvil fuera de horas... malo, malo.
- ¡Hola, hola!
· ¡Buenas!. ¿Te pillo que puedes hablar?
- Sí, sí, ya he fichado la salida y estoy camino de casa, con manos libres. Dime.
· El bueno de Josep nos ofrece dos entradas para CSN en Pedralbes. ¿Qué dices?.
- · · · ·
· ¡Eooo!, ¿estás ahí?...
- · · · ·
· ¿has oído lo que te he dicho?
Como es fácil de suponer, cuando recuperé el habla dije que SÍ, y tanto que SÍ. También pensé que el bueno de era poco, ¡santo ángel de la providencia Josep!, como mínimo. Y empezó a sonar "Comes a Time". Este Neil tiene el don de la oportunidad, comprobado.

A veces cuando vas a la deriva,
ves una luz
y te levanta el ánimo.


Oh, este viejo
mundo continúa girando.

Es una maravilla que
los altos árboles
no dejen de crecer.

Clic y sobrevuelas el recinto a vista de pájaro

Fue llegar a casa y echar un vistazo, a vista de pájaro que se ve mejor, sobre el recinto de los Jardines de Pedralbes. Fácilmente identifiqué el lugar del escenario y ya intuí que habría metalistería por allí porque de alguna forma se ha de salvar el estanque y, gran duda, las dos emblemáticas palmeras y el árbol que en su día se descolgó del resto de la arboleda camino del palacete.

Tarde apacible, temperatura agosteña pero llevadera, entorno tranquilo (poca gente por los alrededores) para lo que suelen ser los conciertos. Nos pareció extraño. Nada más llegar a la explanada principal, ya vimos que éste no iba a ser un concierto al uso: una extensa alfombra roja cubría los aproximadamente 32 metros y medio que median entre la puerta de acceso a los Jardines y el vado en el que los taxis se apartaban de la Diagonal para que sus pasajeros bajaran. En la zona del vado había tres diligentes jóvenes con uniforme veraniego encargados de abrir la puerta del taxi, ayudar a bajar y encaminar a los que de él descendían hacia la alfombra roja. Llegamos incluso a pensar que no era allí el concierto pues buena parte de quienes se encontraban en la explanada iban de traje o vestido; o que fuera requerido cierto atuendo mínimo, como corbata o pajarita (que evidentemente no llevaba) o bolso de cóctel (que obviamente era un bolso espacioso pues albergaba los bocadillos).

La llegada de Josep y de Consol a pie y con indumentaria "normal" nos sacó de dudas: nosotros cuatro íbamos cómodos y el resto que fuera como quisiera; en fin, lo habitual en estos eventos musicales.

Tras los saludos, los agradecimientos por nuestra parte y los inevitables comentarios sobre cuanto tiempo sin vernos (poniendo números a la memoria resultó que habrían pasado cerca de 20 años desde la última vez que nos vimos) y lo bien que nos conservamos (será por la música que mantiene el espíritu joven), nuestro benefactor soltó un "tachán" al extraer las 4 entradas impresas a color en papel A4, las verificó ocularmente, hizo dos grupos de dos y nos dio a elegir: "Venga elegid vosotros, que no están consecutivas". Como a estas alturas de la película ya no me queda ninguna mano inocente, decliné en quien demostró que aún sí cuenta con ella. Una vez repartidas las entradas, nos encaminamos hacia la entrada siguiendo la alfombra roja.

En la puerta de acceso al recinto, dos guapas azafatas, como si estuviéramos en una convención en el recinto ferial de Montjuïc (Monte de los Judíos, en catalán medieval), nos saludaron con amabilidad y elegancia, verificaron nuestras entradas con unos lectores de mano que emitieron un melódico "pip" al validar el código de barras lateral y nos franquearon la entrada a los jardines con una sonrisa y un comentario de buenos deseos. En fin, lo habitual en los conciertos al aire libre.

El reloj dejaba atrás las 21:30 cuando nos adentramos en los jardines. La claridad diurna empezaba a desdibujarse y una vez entre parterres y árboles fue como si la noche hubiera tomado el relevo. Nos limitamos a seguir a quienes iban delante nuestro sabiendo que debíamos elegir siempre el camino ascendente, cuestión de la topografía del terreno. Por el camino, entre los claros de los árboles, fuimos viendo, y recibiendo, parte de la oferta complementaria que la organización tenía dispuesta para el público asistente: nada más entrar, antes de poder orientarnos siquiera, otras dos azafatas nos endilgaron unos catálogos de mano que cuando pude echarles un vistazo resultaron ser de una promotora que ofrecía pisos de obra nueva en Barcelona así como la posibilidad de "tunearse" la casa: "¡Personaliza tu vivienda y amuéblala a tu manera!. ¿Te imaginas comprar una vivienda y tener la posibilidad de personalizarlo a tu manera?", (desde luego que asistir a este concierto pintaba de lo más práctico), un poco más allá, en un claro pero integrados entre la frondosa vegetación, aparecieron relucientes tres majestuosos frontales de todocaminos Evoque, todoterreno urbanita de Range Rover, (un vehículo muy práctico y una buena ocasión para ultimar la compra aprovechando que se está por allí), en el siguiente claro estaba lo que se podría llamar el bar aunque había algo que me llamaba la atención y no sabía ver lo qué era (imagino que debí quedarme parado pues Josep se me acercó para discretamente aclararme la cuestión: "Aquí nada de birras, cava y ostras"); en un cruce, en parte indicando que por allí no había que pasar y en parte como comercialización fetichista, se encontraban apostadas dos azafatas que, a modo de tentadoras sirenas, sostenían con la mano derecha mientras iban pasando páginas con la izquierda un dossier fotográfico de los muchachos que entraba por los ojos y supongo que saldría del bolsillo aunque no llegamos a interesarnos por el precio de tamaña arte gráfica; y, cómo no, llegamos al punto del inevitable y obligado merchandising que en el momento de la compra de una camiseta con el trío en el sofá nos transportó a un recóndito bazar foráneo (hubo que aclararse con el vendedor en su idioma nativo pero sin opción al regateo) y nos recordó la situación actual, por si nos hubiéramos olvidado, de recorte en servicio, preocupación medioambiental y libertad individual (no, nada de bolsas, ni de papel ni de plástico, te la llevas como quieras, en el bolso, bajo el brazo o puesta). En fin, lo habitual en estos eventos musicales.

Al final del sendero llegamos a lo que era un cruce de caminos en donde estaban los indicadores para las sendas a tomar según la numeración de la entrada, con los recorridos delimitados por unas tiras iluminadas puestas en el suelo, como las que determinan los pasillos de acceso en las salas de cine durante la proyección. Bordeamos lo que resultó ser la parte posterior del entarimado preparado para las gradas del público, subimos las escaleras que daban acceso al patio de butacas habilitado para la ocasión y accedimos a nuestros asientos, unas sillas de jardín de color negro con el número pegado en el respaldo. En mi caso, fila 14, butaca 49, platea lateral par, que traducido al diagrama de colores se corresponde con la última fila del triángulo lateral verde derecho próximo al escenario, a tres asientos del pasillo lateral frontera de la zona azul. Una ubicación realmente buena.

Sonaba la música ambiente y ya se intuía que el concierto tendría buen sonido pues era en espacio abierto y la temperatura era ideal, ni frío, ni calor, ni humedad perceptible, ni corriente de aire. Era como estar en el jardín de casa en una noche tranquila de verano. El escenario, envuelto en un relajante halo azulado conferido por las luces encendidas y el reflejo en la fachada del palacete, se presentaba sencillo y funcional para la ocasión: músicos, focos y sonido, sin pantallas de vídeo ni otros complementos escénicos. Pude ver en la parte posterior, integradas entre la grada elevada que se erigía al final de la tarima, las dos emblemáticas palmeras con lo que ya entendí lo que significaba la nota de que algunos asientos tenían visibilidad reducida. Desde mi ubicación no pude ver qué había sido del árbol descolgado de la arboleda pero si las palmeras estaban presentes se ha de suponer que el árbol también seguía en su sitio.

En tanto no vinieran los asignados a las butacas de delante, Josep y Consol las ocuparon para así poder estar de tertulia mientras no empezara el concierto. Hablamos de cómo CSN, con y sin Young, se habían filtrado en nuestros tocadiscos en aquellos años en los que para comprarse un disco había que pensárselo (cuestión presupuestaria) y, a veces, trabajárselo (no todos los discos se podían comprar en la tienda de la esquina y había que organizarse para encontrarlos) para, una vez en casa, acabar convirtiéndose en "bistec al punto" sobre la parrilla del plato giradiscos, a base de vuelta y vuelta, oyéndolos una y otra vez. Inevitable compararlo con los tiempos que corren, marcados por los dispositivos móviles y las descargas de música, con lo que no pude por menos, aparte de sentirme abuelo Cebolleta (recordando cuando al frente de mis cipayos... bla, bla) rememorar el sentido y el sentimiento de "Driftin' Back", Neil siempre presente (De nuevo a la deriva: lo que te molesta se desvanece tal vez para reaparecer como una sombra, si bien no tan grande. ··· Sueño sobre cómo las cosas suenan hoy día, escribo sobre ello en mi libro, preocupado por si no pudieras oírme ahora o ser consciente del tiempo que le he dedicado. Para ayudarte a entender este sentir déjame guiarte, imaginando las sensaciones que puedas sentir ahora cuando oigas mi canción. De nuevo a la deriva, a la deriva de nuevo. ··· No quieras el mp3 de mi canción. Cuando con él la oigas, hoy día, sólo percibirás el 5%. Antes lo percibías todo. Antes lo percibías todo. Dejando de lado mi ira, ahora, dejando mi mente en blanco.)

Cuando aterricé tras esta particular digresión psicodélica, la conversación ya iba sobre el iva en el precio de las entradas y la afluencia de público a las salas de cine. Temas de conversación nada extraños estando los que estábamos. Hubo que dar de mano porque llegaron los de las sillas de delante y a poco empezó a oírse una versión instrumental de "A Day In The Life" con la particularidad de que ya no sonaba como música de ambiente sino como si los músicos ya estuvieran sobre el vacío escenario. La música sonaba realmente bien, el escenario aparecía como el tocadiscos en el guateque en el jardín e internamente aposté a que en cuanto acabara el tema aparecerían los artistas en escena. Y así fue: mientras se desvanecían los ecos de "A Day In The Life" aparecieron CSN y los músicos. Y al igual que la noche sigue al día, "Un día en la vida" dio paso a "Una noche en la vida".



El público aplaude, los músicos se ubican en sus puestos y, mientras preparan sus instrumentos, se oye con acento foráneo un "Bona nit Catalunya" y casi sin dar tiempo a comentar el asunto...
- Eeep, ¿qué ha sido del "Bona nit Barcelona"?
· Caramba, no me había fijado.
- ¿Qué pasa? ¿Es que lo están grabando para retransmitirlo por TV3?.
· No creo, no hay ni cámaras para la actuación.
- Pues tampoco hay tanta gente como para pasar de Barcelona a Cataluña en pleno.
· Aterriza, Tasio, que estamos en la parte montaña de la Diagonal.
- ¡Touché!
...y, afortunadamente, casi sin dar tiempo a plantearse demasiadas cuestiones sobre este asunto los del escenario se arrancaron con "Carry On" + "Questions" y la música, la emoción y las buenas vibraciones impregnaron el ambiente. Y los poros sensoriales de los allí presentes, tanto en cuerpo como en espíritu, se abrieron receptivos al deleite personal.

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Músicos
  • Todd Caldwell
    (órgano)
  • Steve DiStanislao
    (batería)
  • Kevin McCormick
    (bajo)
  • Shane Fontayne
    (guitarra)
  • James Raymond
    (teclados)

Lista de canciones

Primera parte
  1. Carry On / Questions
  2. Military Madness
  3. Long Time Gone
  4. Just a Song Before I Go
  5. Southern Cross
  6. Lay Me Down
  7. Our House
  8. Time I Have
  9. Exit Zero
  10. Bluebird
  11. Déjà Vu
Segunda parte
  1. Helplessly Hoping
  2. Teach Your Children
  3. What Are Their Names
  4. Guinnevere
  5. Triad
  6. Burning For Buddha
  7. Treetop Flyer
  8. Cathedral
  9. Chicago
  10. Love the One You're With
  11. Almost Cut My Hair
  12. Wooden Ships
Bis
  1. Suite: Judy Blue Eyes
Un lugar idílico: jardines, noche apacible, buen sonido, escenario sencillo y funcional, músicos "pata negra", canciones de una vida... y la palmera.

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El pelo de Crosby ondeaba al viento, tenía un ventilador para sí, dejando una estela de plateadas reminiscencias reivindicativas realzadas por un estado vocal indemne a la apisonadora del tiempo.

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"¿Queréis más?", preguntó Nash al salir para el bis. "Síii", fue la respuesta. "¡Locos!", dictaminó como preludio de los acordes de la Suite que llevó al público a acercarse para tocar el escenario.

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Si en Prometheus (Ridley Scott, 2012) la sola mención de Stephen Stills acompañada de un fugaz estribillo con concertina ya te abre una ventana al recuerdo de los años setenta (+), la interpretación de "Love The One You're With" a esas alturas del concierto conlleva a la constatación de que es posible alcanzar esa velocidad de curvatura tan nombrada en Star Trek que faculta a la nave y a su tripulación (aquí escenario y músicos, tablado y público) a realizar saltos en el espacio sociopolítico, la última frontera, y en el tiempo más íntimo y personal, el último reducto. Es el poder de la música en vivo y en directo. Se deberían repartir pegatinas al respecto tal como preconizaba Neil en su vena "sindicalista" (Union Man):
Cada cuarto viernes de mes, a las 10 am.
hay una reunión local de la A.F.M. (Federación Americana de Músicos), sí.
(Presidente) "Esta reunión inicia su orden. ¿Hay algún asunto nuevo?"
(Miembro) "Sí, creo que habría que repartir algunas pegatinas: La música en directo es mejor."
(Presidente) "¿Cómo dice?"
(Miembro) "Que habría que repartir algunas pegatinas con La música en directo es mejor"
(Presidente) "El caballero dice que habría que repartir pegatinas con La música en directo es mejor. Todos los que estén a favor de lo que ha dicho que lo indiquen diciendo 'sí'"
(Miembros) "¡SÍ!"
(Presidente) "Si, en cualquier caso, alguien se opone que lo indique diciendo 'no'."
(Miembros) "· · ·"
Estoy orgulloso de ser un sindicalista.

Esta vez Crosby y Nash entraron al trapo de la inmersión liguística enarbolada en el carro de la marca propia vacunándose nada más entrar en escena ("Bona nit Catalunya") pero no estaban dispuestos a que les pillara el toro del hecho diferencial (que en 2005 les empitonó en el Palau de la Música cuando Crosby introducía "Delta") por lo que procuraron, Stills solidarizado, hacer los comentarios mínimos, escuetos o nulos, en la presentación de las canciones y dejaron que las referencias a los territorios (marca propia o marca blanca) y dirigentes (de allí o de aquí, con la bajada de impuestos formando parte de su ADN o con el euro por vivir en mente) fueran las existentes en las letras de las canciones interpretadas, que por algo se demuestran vigentes y aplicables, intemporales y globales. Neil, adelantado él, ya lo apuntó en "Hippie Dream":
No te quemes la vista, no malgastes palabras, no digas nada que pueda ser malinterpretado
porque las velas desteñidas son las plañideras mortajas.
Y la polvorienta pista lleva hasta la sangre en las calles.
Lo de "Los barcos de madera" tan sólo fue un sueño hippie, zozobrado por sobrecarga;
¿me explico?.
No obstante, si dejamos de mirarnos el ombligo presente y miramos hacia el horizonte pasado de 2006 en la gira "Freedom of Speech" de CSNY, para ello basta echar un vistazo a la película CSNY / Déjà Vu (Benjamin Johnson y Neil Young, 2008) (+), veremos que quienes estaban sobre el escenario han lidiado auténticos morlacos en plazas duras por lo que estas cuestiones referenciales les han de resultar marginales, más en un entorno de cava, ostras y jardines.

"Déjà Vu" cerró la primera parte trasmutada en versión jazz que sirvió de hilo conductor a la presentación de los componentes de la banda permitiéndoles lucirse en sus solos, llamando sobre todo la atención el órgano que parafraseó "Bésame mucho" y Nash que armonizó con armónica. No por ya visto menos emocionante.

No todos los presentes en la primera parte volvieron a sus sillas para la segunda, se apreciaban asientos vacíos que antes habían estado ocupados; una lástima porque si hasta "Burning for Budha" la maquinaria musical había ido rodando a buen ritmo, cuando CN dejaron solo a Stills con una guitarra de reflejos azul-verdosos y éste se arrancó con "Treetop Flyer" sembrando de gozoso guitarreo el escenario, la cosa prendió ánimos y ya fue casi de levantarse a aplaudir en cada una de las canciones que siguieron: "Cathedral" arrancó con un duelo introductorio de órganos en estéreo que pasó el testigo al teclado de Nash quien al terminar intentó alejarse del instrumento para volver a él de nuevo con un "Chicago" que sonó actual (Yes we can change the world) y con la convicción de que aún tiene largo recorrido (Noticia 15-julio-2013: Casi una veintena de detenidos en las protestas contra la absolución de Zimmerman en EE.UU.), "Love the one you're with" sirvió de sugestiva antesala coral a un Crosby, melena blanca al viento del mundo, que sentó cátedra, guitarra en mano y voz como si el tiempo fuera algo que afecta al reloj y no a la persona, metaforizando cómo por poco si el otro día se corta el pelo; aún con el ánimo en alto por habernos librado del corte de pelo los barcos de madera irrumpieron a toda máquina, potentes y sobrados, musicalmente tan ajenos a la zozobra cual aerodeslizador (hovercraft) con el vientre henchido de sustentación que se desliza estable sobre cualquier encrespado mar de olas como tren sobre raíles.

Algunos asistentes empezaron a desfilar hacia la salida. Los músicos hicieron lo propio tras haber saludado enlazados al público que les aplaudía. Como parte del protocolo habitual de estos eventos, los músicos desaparecen de escena mientras el público se queda de pie aplaudiendo y pidiendo más, en este caso uno de esos 'más' solicitados era "Marrakesh Express", y al cabo de poco tiempo los músicos vuelven para el bis; en este caso la guitarra de Stills dio la pauta para la suite de la chica de ojos azules y buena parte del público optó por salir a los pasillos y acercarse a pie de escenario, si no para oír mejor sí para ver más de cerca a los protagonistas de esa noche de emotivo deleite. Aprovechando las filas que habían quedado vacías por los que habían peregrinado hacia el escenario, nos cambiamos de sitio para pasar a la zona azul, casi en fila 10, donde evidentemente se veía mejor que donde habíamos estado durante el concierto. Al acabar la suite, nos quedamos un poco abatidos al ser conscientes de que el brócoli se había acabado, además de habernos quedado sin "kush, kush". Ya tendrá que ser en la próxima. A ser posible con las cuatro iniciales al completo. Por pedir que no quede y por soñar no quedará.

Cuando conseguimos regresar a nuestra zona ya no había nadie allí por lo que nos pusimos en movimiento hacia la salida dejándonos llevar por el flujo de público que abandonaba el lugar. Si bien salimos por el mismo sitio que habíamos entrado el descenso hacia la Diagonal tuvo su misterio dado que era ya noche cerrada y acabamos tomando otro camino que no tenía luces de pasillo por lo que andábamos más por oído y proximidad que por vista. Íbamos por el margen izquierdo del camino y casi sin apercibirnos nos encontramos inmersos en un pequeño revuelo, un remolino de gente, que resultó ser debido a que se repartían cajitas con tarrinas de helado. De allí escapamos convenientemente pertrechados con la intención de hacer una sentada en una de las fuentes de la explanada para entre los cuatro dar buena cuenta de tan sabroso fin de concierto. Antes de llegar a la salida, caímos en otro remolino del cual salimos con unas semillas para siembra de palmera “Chamaerops Excelsa" o "Trachycarpus Fortunei”. En fin, lo habitual en los conciertos de verano.

Tras esperar un tiempo en la explanada de acceso a los jardines, una llamada telefónica nos acabó de confirmar que por esa noche ya no nos íbamos a ver más así que nos sentamos en la fuente y dimos buena cuenta del helado mientras comentamos saboreando los momentos que la memoria ya había empezado a colocar para el recuerdo.

Ahora la crónica ya está casi lista, las semillas de palmera ya están plantadas y las perspectivas puestas en si la secuencia CN (2005), CSN (2013) se podrá completar como CSNY en este venidero 2014 que tantas cosas va a reactivar. Mientras tanto, a esperar. En fin, lo habitual.

Gracias.
     

2 comentarios:

Pepe dijo...

Muy buena y detallada crónica, Tasio.
Añadir a esto, que estoy recién llegado de volver a verlos en Lyon con más de 3000 asistentes este pasado martes, con un setlist prácticamente idéntico, pero con una calidad de sonido superior y un trabajo de Crosby superior que en Barcelona. No pensaba que se superara el nivel de calidad de Barcelona, pero así sucedió.

Ramonet dijo...

Como siempre y más que nunca, impresionante trabajo, Tasio.