25 julio, 2016

Neil Young + Promise Of The Real: Waldbühne, Berlín, 2016 (En busca del tiempo perdido, After Berlin)

Germán Solís estuvo en Berlín, muy cerca del Gran Espíritu, y esta es su crónica.

Berlín: En busca del tiempo perdido

  • Venecia es en exceso, para mí, un cementerio de felicidad para que tenga todavía la fuerza de volver. Lo deseo muchísimo, pero cuando pienso en ella con la claridad de un proyecto, se suscita en mí un cúmulo de angustias que se opone a su realización (...). Había experimentado en demasía la imposibilidad de alcanzar en la realidad lo que reposaba en el fondo de mí (...)
    Marcel Proust   

Marcel Proust sentía una fijación enfermiza con Venecia, ciudad a la que viajó en dos ocasiones para no volver más. ¿El motivo? Tras el segundo viaje comprendió que la Venecia real nunca podría satisfacerle tanto como la ciudad recreada en los recuerdos de su primera visita; es más, la Venecia real podía incluso devastar la ciudad imaginada.

Lo que sigue es una crónica del concierto de Neil Young & Promised of The Real en el Teatro del Bosque de Berlín del pasado 21 de julio. Es una crónica imaginada porque el filtro del recuerdo de los conciertos de Madrid y Barcelona, a los que asistí un mes antes, distorsionó lo que supuestamente debió ser (o al menos lo que pudo ser para los otros veinte mil asistentes al concierto).

Cuando terminó el concierto del Poble Espanyol estaba en shock. Tenía la sensación de haber vivido una de las experiencias espirituales (sí, espirituales) más intensas de mi vida. Desde la mitad de Love To Burn al silencio suspendido en el aire que siguió a los últimos arpegios de Cortez The Killer (1), antes de los aplausos finales, al principio tímidos, como incrédulos, viví suspendido en el espacio creado por un chamán (2); un espacio de ecos y resonancias infinitas, como los de un cuenco tibetano electrificado; un espacio lleno de amor (“Peace and love live there still / In that mansion on the hill”) o de miedo (“I'm a vampire, babe, suckin' blood from the earth”) o de angustia (“I still can't remember when / Or how I lost my way”), de energía pura que las etiquetas mentales transformaban en emociones; energía que, durante los momentos en los que la calma mental me lo permitía, era solo ESO / ELLO / LO INCOGNOSCIBLE: a perfect echo. Mi segundo viaje a Venecia.

Nota (1):
  • El video de Alfonso Outeiriño que se puede encontrar en Youtube logra trasladar la cualidad hipnótica de esa interpretación. También lo hace la grabación de Like A Hurricane de Ollie Rosebach del concierto de Leipzig (también en Youtube). Ambas versiones trascienden la interpretación de la canción y son territorio de lo sublime, lo místico, lo espiritual, lo innombrable. Aspiran, y alcanzan, a comunicar con esa otra realidad indefinible, como un agujero negro, sobre la que orbita cualquier intento de crear arte verdadero desde Altamira hasta el solo de piano de McCoy Tyner en la grabación de estudio de My Favorite Things de John Coltrane. Ya no es música, es otra cosa. La OTRA cosa. Ambas interpretadas (Cortez y Hurricane), por cierto, en los dos conciertos de luna llena de esta gira europea.

Nota (2):
  • Unos días después, leyendo el reportaje que aparece en el último número de la revista Uncut, me encuentro esto: “When The War On Drugs joined Young at Stephen Stills’ benefit for autism, Light Up The Blues, their bassist Dave Hartley was struck by the “shamanistic wisdom” that appeared to emanate from Young. Light Up The Blues se celebró el pasado 21 de mayo. ¿Qué luna dirías que brillaba esa noche?
    Calendario lunar mayo 2016
Un mes de julio de hace quince años asistí a mi primer concierto de Neil Young & Crazy Horse. Fue en el Coliseo de A Coruña y nada más llegar a Madrid me encontré en el bar del barrio con Carlos Fuentes, amigo y crítico musical que en ese momento estaba leyendo la crítica que aparecía publicada en el diario El País. “¿Y esto fue cómo lo cuentan?”, me preguntó. “Mejor", le dije, "tienes que verlo”. Así que esa misma tarde Carlos estaba negociando dos acreditaciones con la gente de Comunicación del Espárrago-Rock y yo sacando los billetes del AVE para Sevilla.

Desde entonces, siempre me las he arreglado para ver al menos un concierto de cada gira que ha pasado por Europa. De algunos guardo buenos recuerdos puntuales (After The Gold Rush interpretada en el pump-organ en el Hammersmith Odeon, Ambulace Blues en el ICC hall de Berlín, A Day In The Live en el Primavera Sound) y de otros no me queda ni rastro (en el anfiteatro romano de Verona). Cuando concluyó el concierto de Madrid tenía claro que aquel era el mejor concierto que había visto desde mi primer viaje a Venecia (o sea, a A Coruña. Y aquella noche tuvo lo suyo: recuerdo leer a los dos días una entrevista en el Ideal de A Coruña en el que Poncho Sampedro decía que se lo había pasado también en aquel concierto que esa misma noche intentó buscar algún garito abierto en la ciudad para seguir tocando)

(Ver en grande)

Las 48 horas que faltaban para el concierto de Barcelona, el concierto en luna llena, el concierto con el aforo más reducido de toda la gira, se me hicieron eternas. No podía pensar en otra cosa: las mejores interpretaciones de Down By The River y Like A Hurricane que había podido escuchar en directo... “Se oponían en mi” el “cúmulo de angustias” del que hablaba Marcel Proust.

Y después, sucedió.

Así que me faltó tiempo para volver a Madrid, encajar fechas de trabajo y niños, buscar vuelos baratos y encontrar entradas. “Me voy a Amsterdam, siempre da buenos conciertos en Holanda” / “El vuelo es demasiado caro” (¡Ay!); “El concierto de Leipzig es en luna llena también en un sitio pequeño” / “Tengo una reunión de trabajo inaplazable” (¡Ay!, ¡ay!). “¡Qué más da!: El nivel de energía de esta gira y con esta gente es algo que no habías vivido desde 2001 y lo más parecido que has visto a lo de Barcelona es el DVD de Year Of The Horse. El tío tiene 70 años, va a ser difícil disfrutarlo así otra vez” (¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!).

After Berlin

Just like a young boy         
running down the road         
I'm singing out         
the same old song         
I can't go back         
the way I used to go         

After Berlin dedico unos minutos a escribir en el Facebook de La Playa mis impresiones sobre el concierto. Espero que el viaje no haya sido del todo en balde y, en una ciudad más, dedico todo el viernes a recorrer tiendas de discos de segunda mano en busca de la edición en vinilo del Broken Arrow (sí, podría comprarla en ebay por 100 euros, ¿pero qué gracia tiene comprar discos así?).

Ahora que he compartido mi filtro con vosotros, aquí tenéis la versión raw de la crónica del concierto de Berlín. Sí, puede que los videos que acompañan esta crónica os digan otra cosa, ¿pero qué gracia tiene ver conciertos así?

 

Berlín 21-julio-2016 (Extractado)
 

Cancionero de Berlín
Se les vio muy cómodos en la parte acústica del concierto, muy relajados y "trotones" (quizás porque, para mi gusto, el bajo en esta parte del concierto estaba demasiado bombástico y poco definido, matando detalles).

Al inicio de Words el tío fue a hablar con el indio para convocar a la musa: tras el solo antes del primer estribillo se vio que estaba ausente o perezosa y cerró la canción en una versión bastante más corta que las que disfrutamos en Madrid o Barcelona.

Probó con la Old Black en Powderfinger y tampoco quedó satisfecho, así que en un momento de duda pidió de nuevo la Gretsch y luego que no, que la Old Black otra vez. Everybody Knows This is Nowhere sonó cansado, Lukas parecía ausente (lo estuvo todo el concierto menos un fogonazo de tres minutos que viene a continuación). Al terminar, cambio en el set-list: se acerca a toda la banda para decirles que a ver si con Down By The River aquello funcionaba: nada, que la musa no estaba en el Teatro del Bosque: el solo del tío tras el primer verso pasa sin pena ni gloria y tras el estribillo es Lukas quien se arranca y durante unos minutos parece que levanta la canción y al público; Neil se pica claramente y nos regala un buen final de canción (que se quedó en unos 15 minutos, nada que ver con la majestuosidad del DBTR de Madrid).

Nos acabábamos de jugar lo que para mí es el momento que define en esta gira si estamos ante un concierto de oficio, uno magnífico o algo extraordinario: la triada de temas eléctricos con la Old Black que preceden a Western Hero (Down By The River, Mansion on the Hill, Like aHurricane en Madrid / Love To Burn, Mansion on the Hill, Revolution Blues en Barcelona) y estaba claro que la cosa ayer iba de oficio: ni la contundencia de Madrid ni las vibraciones electro-tántricas-cósmicas en forma de feedback, acoples y "ruidos" varios de Barcelona. Esta noche no era la noche.

Me acuerdo de Antonio Casado que echaba de menos al final del concierto de Barcelona esos quince o veinte minutos más de otros conciertos de la gira: aquí los tuvimos con los temas del Monsanto (más una versión descafeinada, lenta y agotada de Country Home, uno de mis temas favoritos) que hizo que la musa, si alguna vez merodeó en el escenario, se fuera ahora a miles de kilómetros de allí.

Definitivamente, mi memoria vuelve a Barcelona donde después de un Western Hero con un feeling increíble (y a pesar -o precisamente por- del problema con la Martin) que fue como tomar una bocanada de aire antes de lanzarse con Vampire Blues justo en el mismo punto de energía donde lo había dejado minutos antes con Revolution Blues.

Cerramos con un RITFW en versión stadium rock (y no Saturday Night Live, como en Barna) que enlazan de aquella manera con Love & Only Love -la musa, como el diablo, está en los detalles, o sea, en las transiciones y ya digo que ayer no estaba-.

Me contaban los compañeros de primera fila que habían estado la noche anterior que lo de Leipzig había sido glorioso, nada que ver con lo que acabábamos de presenciar; es posible quela energía se quedara allí. Me quedo en esta ocasión con la parte acústica y los tres temas que señalaba al principio de este hilo (Peace of Mind, Are You Ready For The Country y Bad Foog Of Loneliness).

Lo que más me sorprende de esta gira tras los tres conciertos a los que he podido asistir es que esta banda, según la noche, puede sonar como una versión Crazy Horse 2001 (Madrid), Crazy Horse 96 (Barcelona) o Friends & Relatives. Se me ha bajado un poco el subidón, que me arranqué con irme a Berlín tras volver de Barcelona, y constato que de los dos conciertos que vimos en España, uno fue extraordinario y el otro de esos dos o tres momentos para los que no hay palabras y que, con suerte, uno asiste quizás un par de veces en su vida.

Berlín 21-julio-2016 (mezcla 1)
 



Berlín 21-julio-2016 (mezcla 2)
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy wen amarre Tasio, excepcional Germán.
Me aportas y tengo docs para aportarte, ya que estuve paralelamente en A Coruña, Espárrago etc...(coleccioné toda la prensa que pude recabar de los 1000 años y no tenía este del Poncho...)
Estamos en contacto.
Un abrazo crack.
Wenry´s.
See U.