04 enero, 2024

La playa y yo

 Nuestra querida Angeles. Otra ilustre miembro de La Playa, redactora, colaboradora y reportera y para colmo es la "manaye" de los Rustie Harvesters, la madre de la familia y de todos los que pasamos por los festivales. Es imposible no quererla muchísimo. Gracias preciosa.


"Cuando empecé a salir con Pepe, allá por el año 1980, no conocía a Neil Young (lo siento, todos tenemos un pasado). Yo solía escuchar música, como todos los adolescentes y la que más me gustaba era la de Nino Bravo (a Pepe también), Simon & Garfunkel, la de mi adoradísima Janis Ian o la de mi dulce Veronique Sanson quien, como supe más tarde, estaba casada con Stephen Stills (¡qué casualidad!). Y es que yo no tenía hermanos mayores que me hubieran iniciado en la música de The Beatles o de Neil. En casa se oían boleros y, sobre todo, mucha música clásica.

 De novios, tuvimos un Seat 850 de cuarta o quinta mano con radiocasete extraíble y Pepe se ocupó de hacerme conocer a Crosby, Stills & Nash y, por supuesto, a Neil Young (metidos en vena), que empezó a formar parte de nuestras vidas sin darnos apenas cuenta. Ya no queríamos oír nada más.

 En 1987 Neil Young vino a Barcelona. Actuó en el Palacio de los Deportes y salimos de allí en trance. A la mañana siguiente, nos fuimos al aeropuerto para ver si había billetes para ir a Madrid (recordad que entonces no había móviles, ni Booking, ni otras modernidades) y, gastando los pocos ahorros que teníamos, nos fuimos a ver de nuevo a Neil a la Casa de Campo. Estábamos embriagados de música, Pepe tenía un cólico nefrítico y yo me encontraba fatal (estaba embarazada y aún no lo sabía, así que la primera vez que nuestra hija Júlia estuvo en un concierto de Neil, fue ya antes de nacer). Cuando mi suegra (q.e.p.d.) se enteró, puso el grito en el cielo, porque decía no estábamos en condiciones físicas para ir a ver tan lejos a un “peludo” en nuestro estado, pero habíamos vuelto eufóricos.

 Mis hijos dicen que la banda sonora de su vida ha sido siempre la música de CSN&Y, porque su padre no ponía nada más. Y aunque entonces estuvieran del tito Neil hasta el gorro, ahora reconocen que fue una gran influencia en sus vidas.

 Por aquel entonces, ya habíamos entrado en contacto hacía unos años con un grupo de gente a la que también le gustaba NY y nos habíamos hecho amiguetes a través del blog de La Playa de un tal «Bosano» que nadie sabía quién era, y de un tal «Granpa» que era un amor de persona, con quienes nos relacionábamos por correo electrónico. Les hicimos llegar una crónica sobre el concierto que había dado en 2008 Neil en el Rock in Rio de Madrid y nos la publicaron ¡fue muy emocionante!

 En 2009 Neil actuaba en Barcelona y en San Sebastián y, ni que decir tiene, nos apuntamos a los dos conciertos. Pero las personas somos seres gregarios y nada nos satisface más que poder formar parte de un grupo con el que compartir nuestras aficiones, así que cuando NY iba a actuar en Barcelona, quedamos todos en un punto en concreto para ponernos cara unos a otros. Comimos juntos, nos reímos un montón y entre bromas y cañas se gestó la idea de reencontrarnos cada año.  Y desde entonces.

 En ese nuevo universo descubrimos a personas maravillosas de todos los puntos cardinales de la península y de diferentes países de Europa, Estados Unidos y hasta Australia, que pasaron de ser “conocidos” a ser “familia”, porque son mucho más que amigos. Después de tantos años, forman parte de nuestras vidas de tal manera que, en 2013, durante el Rust Fest de Frías, se casaron por lo Neil nuestra hija Júlia y David, antes de pasar por la vicaría, que lo primero es lo primero.

 La Playa de Neil forma parte de nuestra vida de forma primitiva y primigenia. Es la Playa donde nos reunimos con nuestros queridos hermanos Rusties, la Playa donde las olas del mar y los atardeceres, en forma de música, confidencias, encuentros, abrazos y complicidades, se ha convertido en un refugio al que siempre queremos volver porque nunca querríamos irnos. La Playa y los playeros son de las mejores cosas que nos ha pasado y esperamos seguir “bañándonos” en ella hasta el fin de nuestros días.

 Gracias infinitas a todos los que formáis parte de esta insensata locura que nos hace seguir sintiéndonos igual de jóvenes que cuando empezamos a sumergirnos en sus aguas, cuando los dinosaurios poblaban aún la tierra.

 ¡Os quiero, hermanos!

Ángeles Gutiérrez-Lapi."

 

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