28 febrero, 2008

Nueva crónica del concierto de París 15 Feb'08

Jueves, 14 de febrero, día de san Valentín para algunos, entre los cuales me cuento, y llegada al aeropuerto de Orly, París, a las 21:35. Por suerte no hubo problemas con la huelga de controladores, aunque para evitar complicaciones, mi mujer y yo llevábamos equipaje de mano. Ya al salir del aeropuerto para ir directos al hotel nos sorprendió el tremendo frío que hacía y, para colmo, el chofer nos dijo que la temperatura bajaría aún más, sobre todo durante la madrugada. Nada, todo es cuestión de abrigarse, al menos si quería llegar hasta Le Grand Rex para ver la salida del tío Neil y encontrarme con Antonio Casado (Alex Bossano) y con algún que otro playero más. Después de dejar las maletas en el hotel, directos a cenar. Mientras buscábamos un restaurante vi, al torcer la primera esquina del hotel, el teatro Le Grand Rex. Me preguntaba que tema estaría interpretando en aquellos instantes, y si el concierto del día siguiente sería calcado a éste; incluso pensaba si me habría equivocado de día, y si hubiera sido mejor comprar las entradas para asistir al primer concierto… Supongo que todo se debió a la ilusión de estar ahí, en el concierto, en aquel mismo instante, pero… Ya veríamos mañana.

Después de cenar en el Wagon Station, paseando por los alrededores, y dirigiéndonos de Place de l’Opera hacia Le grand Rex por Bd. Montmatre, nos cruzamos con algunas personas que llevaban en las manos carteles del concierto de Neil Young, mientras que otras algunas camisetas estampadas o, libros de ruta del tour y productos de merchandising, que se supone que está a la venta para los asistentes. Bueno, era evidente que el concierto había acabado. Miro mi móvil para saber la hora, eran ya las 00:40 a.m., y estaba seguro que Antonio (Alex) estaría ahí, cámara a punto y rotulador en mano para la firma de algún que otro LP (¿será el de ‘On the beach’, ‘Comes a time’,…?).
Llegando a Le Grand Rex desde la esquina de Rue du Sentier ya vimos a un grupo de personas que estaban agolpadas en una puerta lateral del teatro, estaban esperando a Neil Young. En primera fila estaba Antonio; ahí, como no, al pie del cañón, aguantando el frío y aguardando la salida del tío Neil, y entre sus manos el LP ‘On The beach’. ¡Ahí va un auténtico playero!, con razón es el artífice del blogger, ‘de nuestro blogger’ como dice él. En eso, entre saludos y abrazos, presentaciones y besos, sale el tío Neil, (claro, como yo ya he llegado), pero hace un amago y se retira de nuevo al interior. Supongo que, cansado después del concierto no está el horno para bollos, ni para firmas y menos para sonrisas. Un minuto después salió con un semblante bastante serio en contraste con el de Pegi que lo hizo con aire risueño, a la vez que intentaba acortarle el camino hasta el autobús que estaba aparcado delante de la salida.
Los rusties de turno, entre los cuales nos encontramos los playeros y playeras del blogger, nos resignamos a escuchar los comentarios del concierto, los temas que Neil y su banda habían interpretado, los acústicos y los eléctricos, los bises y los silencios. Total, un concierto de fábula que nos hizo desear que fuera ya la hora del siguiente.

Viernes, 15 de febrero y todo a punto para el segundo concierto de Neil en Le Grand Rex. Tal como acordamos la noche anterior, nuestra cita era a las 13:00 delante del teatro. Ahí, púes, nos encontramos con Antonio, Sergi, Kiko y, Carlos con su novia. De la manera que relata Antonio en el blogger, nos fuimos a comer a ‘Le Loir dans la Theirere’, -excelente sitio- y, entre platos y bebidas nos pusimos al día sobre el concierto de la noche anterior, puesto que Sergi y Kiko estuvieron allí, e igualmente repetirían hoy. Nos preguntábamos qué canciones variarían en su repertorio, si repetiría ‘Like a hurricane’, o interpretaría ‘Cortez The killer’. Ya veríamos. Lo cierto es que por mucho que quisiéramos, antes del inicio del concierto, una voz por megafonía te informa que además de no permitirse hacer fotografías tampoco podían pedirse temas, ya que Neil viene con un repertorio establecido y no está sujeto a variaciones. A lo mejor con unos cuantos aplausos, acompañados de silbidos de los que te dejan medio sordo, más 'oee-oeoeoe-oe-oe…', Neil y su banda podrían hacer un tercer ‘encore’, ya que dábamos por hecho que harían dos. Y, continuando con nuestras andanzas, charlas y sorbos, salimos del restaurante en dirección a Delaville Café, para encontrarnos con los rusties franceses, Les Gentes Ordinaries (leer el relato de Antonio).

Estamos en la cola para poder entrar a Le Grand Rex Theatre. Todo muy rápido. Antonio delante de nosotros, y yo cerciorándome de que llevaba las entradas. A medida que nuestro entusiasmo iba en aumento me sentía como un niño al que los reyes magos le traen los regalos a los pies de 'montañas de azúcar'. Entramos, y una vez que el portero nos devolvió la mitad de la entrada (ya se sabe, es para la posteridad) nos sumergimos en la sala. Pasamos de la acomodadora, ésta se quedó sin propina. La sala está a oscuras y en el escenario se encontraba Pegi, guitarra en mano, acompañada por Rick Rosas, Ben Keith y Anthony Crawford, interpretando su primer tema. Nos acomodamos en nuestras butacas (1L 34, 1L 32), con muy buena visión (es decir sin cabezones delante) y no muy lejos del escenario (más o menos a 20 m.) Si antes de entrar era como un niño, en estos instantes me sentía como un mago, los hemos conseguido, hemos llegado, estamos sentados y escuchando a Pegi, que nos ofrece unos entremeses suculentos con cierto aroma de Nashville, es decir, un country-folk con mucha naturalidad. Estuvo en el escenario durante casi cuarenta minutos, interpretando nueve temas que seguramente pertenecerían a su último y único trabajo editado. Al terminar, veinte minutos de descanso para preparar la puesta en escena y los instrumentos de Neil y su banda.
Perfecto, aprovecho para dar una vuelta, unas cuantas fotos (una de ellas de Larry Cragg afinando las guitarras), dos abrazos con los rusties de Le Gens Ordinaries, y como no, algunas impresiones con Antonio.




Empieza el concierto, aparece Neil, con un traje claro y camisa manchada de pintura, detrás de un gran lienzo. Un saludo de rigor en francés y empieza a acariciar su guitarra… ‘From Hank to Hendrix’: “…Me oigo a mí mismo cantando / como un viejo amigo perdido / lo mismo que te hace vivir / puede matarte al final…”. Le sigue una ovación y un silencio lleno de emociones van creciendo a medida que da paso a ‘Ambulance blues’ y Sad movie (make my cry)’. A continuación ‘A man needs a maid’, muy emotiva con un Neil al piano bastante intimista dejando aflorar algunas notas de blues mientras nos cantaba: mi vida está cambiando de tantas maneras / que ya no sé en quién más confiar / hay una sombra corriendo por mis días / como un mendigo que va de puerta en puerta”. Creo que en ese momento estaba flotando…, y la canción continuaba “para dar amor, has de vivir un amor / para dar amor, has de ser 'parte de'. / ¿Cuándo volveré a verte de nuevo?”. Los aplausos resonaron. Los silbidos se apaciguaron al oír los primeros acordes de nuevo al piano con el tema ‘No one seems to know’, tan calmada como la anterior.
Sí, Neil nos insiste al piano con otro tema inédito; ‘Try’, pieza que ha interpretado en algunos conciertos durante su gira anterior en USA. Esto va en serio, es el turno de ‘Harvest’ y luego de ‘After the gold rush’, pero antes de sentarse al piano juega con las cuerdas de sus guitarras: “Soñé que veía llegar caballeros con armaduras / contando algo sobre la reina, / había campesinos cantando, / tambores resonando / y un arquero partía un árbol, / había una fanfarria tocando hacia el sol / que flotaba en la brisa. / Mira a la Madre Naturaleza huyendo / en los años setenta…”
Acaba la canción… Pero yo continuo cantando “Well, I dreamed I saw the silver / space ships flying / in the yellow haze of the sun…” Me interrumpe ‘Mellow my mind’ con un Neil al banjo. A continuación, ya a la guitarra con su armónica, ‘Love art blues’, y la clásica ‘The needle and the damage done’, y por supuesto, ‘Heart of gold’ que cierra la primera parte del concierto. Espléndido, un Neil Young muy sincero, sin pretensiones y demostrando que a pesar de los años sigue buscando su corazón de oro a través de la música.
Otros 20 minutos de descanso, se agradece para poder aterrizar y prepararte para la descarga de adrenalina que se avecina. Mientras los operarios preparan el escenario aprovecho para echar un vistazo al merchandising… Comienza la segunda parte, eléctrica, con la descarga de ‘Mr. Soul’, recuerdos de Crazy Horse y no tanto de Buffalo Springfield. Estamos a cien, y con la siguiente me veo arrastrado entre las garras de Zuma. Es el turno de ‘Don’t cry no tears’: “No llores lágrimas a mi alrededor, / no llores lágrimas a mi alrededor / porque aun cuando ya no quede más agua / el sentimiento perdura…”
Le sigue, de su nuevo disco Chrome dreams II, ‘Dirty old man’, rock en estado puro directo a tus entrañas. Y, sin acabar de recuperarte, Neil vuelve a destrozarte con la hiriente ‘Spirit road’, y al fondo Pegi y Anthony Crawford a los coros. Una pausa, un suspiro, pues es turno de ‘Bad Fog Of Loneliness’, pieza inédita hasta su edición en los archivos NYA 'Live at Massey Hall 1971'. Al terminar hay un pequeño diálogo con el público y, la presentación de la banda da paso a la magnífica ‘Winterlong’; sí..., ya puedo irme tranquilo pues la ha interpretado: “Te esperé todo el invierno / Pareces ser de donde pertenezco. / Sin embargo todo es una ilusión. / Si las cosas siempre han de acabar mal / Y todo nuestro amor no existe, / No será fácil ese día. / Esperando continuar / A través de la luz de ensueño de tu camino / No será tan fácil para mí, ahora. / La mitad del tiempo ha pasado / Cosas que pensábamos ayer / Regresan ahora, regresan ahora.” Joder, estoy en otra dimensión, un Neil perfecto. ¿Qué puede hacer uno cuando ya está al límite del infinito? ¡Pues cantar! “I waited for you, Winterlong / You seem to be where I belong. / It's all illusion anyway…
Es hora de regresar, de reflexionar y moldear tus sentimientos con el viejo tema de casi cuarenta años atrás, ‘Oh, Lonesome Me’. Y a pesar de todo, suena tan cálido… “Debe haber alguna manera / de poder librarme de estas tristezas de soledad, / de olvidar el pasado, y conocer a alguien de nuevo, / he pensado en todo desde la A a la Z, / Oh, pobre de mí.
Ahí va, regresamos al presente con ‘The believer’, perfectamente ejecutado, con Anthony Crawford esta vez al piano, y Pegi a los coros. Se avecina el último tema, ‘No Hidden Path’. Son diecisiete minutos que, a medida que trascurren, se va cargando el ambiente de una intensidad electrizante. Un Neil frenético, magistralmente brutal que va hiriendo nuestras cabezas a golpe de acordes hipnóticos. Deseaba escuchar ‘Down by the river’, pero sería tremendamente injusto quitarle méritos a esta versión salvaje. ¿Quién puede ofrecer más?



Se acaba, esto se acaba y nadie desea que llegue este momento. Los aplausos y los silbidos se desatan totalmente. Nadie quiere que termine…, nadie. Neil se apiada de nosotros y nos ofrece a su chica de canela, ‘Cinnamon girl’. El delirio no nos lo quita ni la benzodiacepina ni el droperidol juntos. Y sin más preámbulos nos golpea con su mordaz crítica social ‘Rockin’ in the free world’, esta vez con todo el auditorio en pie, emocionado. Ya está. Neil y su banda se retiran, la ovación es apoteósica. Neil vuelve a ceder, en el escenario aparece un sultán con un gong…. ¡Ostras! Va a tocar ‘Sultan’, un tema del 63, y pensar que aun me faltaban dos años para nacer. Un Neil con gafas de sol que con este tema me recordó a los Shadows...


Esta vez sí. Se terminó, sin ‘Cortez the killer’, ni ‘Like a hurricane’, ni otras tantas que nos hubieran gustado a todos, pero con la convicción de haber pasado una noche irrepetible. Intentando afianzar en mi mente todas las piezas que Neil Young nos ofreció abandonamos la sala con una sensación de haber estado en otra dimensión a través de dos puertas estelares, una acústica y la otra electrizante. Me quedo con este recuerdo.

Merci beacoup.

1 comentario:

Anónimo dijo...

acabo de descubrir el blog.
Enhorabuena y gracias por compartir tanto.
Young es un grande entre los grandes.