19 enero, 2020

NYA: El Archivo como Arte

Desde Irlanda para NYA Times-Contrarian.

Para acompañar la lectura, un bucle.


Sigue la transcripción de la publicación.

NYA:
The Archive as Art


Prof. Chris Morash, MRIA, FTCD
Seamus Heaney Professor of Irish Writing
Trinity College Dublin
3 January, 2020

MRIA: Member of the Royal Irish Academy
FTCD: Fellow of Trinity College, Dublin

NYA:
El Archivo como Arte


Catedrático Chris Morash, MRIA, FTCD
Cátedra de Literatura Irlandesa Seamus Heaney.
Trinity College, Dublín.
3 de enero de 2020

MRIA: Miembro de la Real Academia de Irlanda.
FTCD: Miembro de la Junta de Gobierno
del Trinity College, Dublín.

There is a moment in the film of the 2017 Omemee concert that suddenly made me see the entire Neil Young Archives project in an entirely different light. It happens early on, three songs in, when Neil sits down to the piano to play “Journey Through the Past,” with its refrain: “Will I still be in your eyes and on your mind.” The camera closes in on the piano; and when it pulls back, it’s January 19, 1971, and a twenty-five-year old Neil Young, hunched behind a curtain of hair, is playing the same song, solo in Massey Hall, Toronto. There is something uncanny about the moment, a sense of the past not so much haunting the present, as inhabiting it. It’s like seeing a very tangible ghost.

Hay un momento en la película del concierto de Omemee de 2017 que de repente me hizo ver todo el proyecto de NYA desde una perspectiva totalmente diferente. Sucede casi al principio, en la tercera canción, cuando Neil se sienta al piano para tocar Journey Through the Past, con su estribillo: ¿Seguiré presente en tus ojos y en tu mente? El plano se cierra sobre el piano y cuando se abre es el 19 de enero de 1971 y un joven Neil Young de veinticinco años encorvado bajo una melena está tocando, en solitario, la misma canción en el Massey Hall de Toronto. Hay algo extraño en ese instante, una sensación de pasado que más que rondar el presente lo habita. Es como hacer visible un fantasma muy tangible.

I think that we can understand the uncanniness of this moment in terms of some of the great works of literature and theatre of the past century. For instance, there is a famous moment early in Marcel Proust’s Remembrance of Things Past (1913-1927), when the taste of a particular biscuit – a madeleine – triggers a series of involuntary memories that weave through the rest of novel's seven volumes. The taste of the biscuit is real in the present; but it also belongs to the past, and for that moment, past and present exist together, creating a kind of explosion of memory. As T.S. Eliot writes in the poem “Burnt Norton” (1935): “Time present and time past/ Are both perhaps present in time future,/ And time future contained in time past.”

Creo que podemos entender la singularidad de ese momento en términos de algunas de las grandes obras de la literatura y el teatro del siglo pasado. Por ejemplo, hay un pasaje muy conocido al principio de Remembranza de las cosas pasadas (1913-1927) de Marcel Proust, cuando el sabor de un bizcocho -una magdalena- desencadena una serie de recuerdos involuntarios que se entrelazan con el resto de los siete volúmenes de la novela. El sabor del bizcocho es real en el presente; pero también pertenece al pasado, y para ese momento, pasado y presente coexisten, creando una especie de explosión de la memoria. Como escribe T.S. Eliot en el poema Burnt Norton (1935): "El tiempo presente y el tiempo pasado/ Ambos están quizás presentes en el tiempo futuro,/ y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado".

This may sound like a complex philosophical idea, but we experience it every time we listen to a recording. Unlike live sound, which exists fully in the present (it’s not just presence, it’s present), recorded sound always belongs partly to the past in which was recorded. However, when we play the recording, the sound recorded all those years ago becomes part of the present in which we hear it; in a very real sense, at such moments, the past haunts the present. This is true of all recordings, but usually we just ignore the ghosts, and simply listen to the music.

Dicho así puede sonar como una idea filosófica compleja pero lo experimentamos cada vez que escuchamos una grabación. A diferencia del sonido en vivo, que existe plenamente en el presente (no es sólo presencia, es presente), el sonido grabado siempre pertenece en parte al pasado en el que fue grabado. Sin embargo, cuando reproducimos la grabación, el sonido grabado tiempo atrás se convierte en parte del presente mientras lo escuchamos; en un sentido muy real, en esos momentos, el pasado ronda el presente. Esto es así en todas las grabaciones, pero normalmente ignoramos los fantasmas y simplemente nos fijamos en la música.

However, every so often, we’re reminded of the uncanniness of listening to a recorded voice. For instance, Samuel Beckett wrote his play Krapp’s Last Tape in 1958, the year after Les Paul bought his first Ampex 8-track recorder, and effectively pioneered multi-track recording. In Krapp’s Last Tape, the elderly Krapp, on “a late evening in the future”, sits listening to a series of reel-to-reel recordings of his voice that he has made on his birthday every year since he was a young man. “Just been listening to that stupid bastard I took myself for thirty years ago”. For the audience, both the elderly Krapp, live before us on the stage, and the young Krapp we hear on the tape, are both equally present, even though one barely recognises the other any longer. The result is one of the great plays about what it means to experience time passing and time that has passed.

Sin embargo, de vez en cuando, se nos recuerda lo extraño que es escuchar una voz grabada. Por ejemplo, Samuel Beckett escribió su obra Krapp's Last Tape en 1958, el año después de que Les Paul, el pionero en la grabación multipista, comprara su primera grabadora Ampex de 8 pistas. En Krapp's Last Tape, el anciano Krapp, en "una tarde del futuro", está sentado escuchando una serie de grabaciones de su voz en las cintas que ha venido grabando en su cumpleaños cada año desde que era joven. "Sólo he estado escuchando a ese estúpido bastardo que me captó hace treinta años". Para el público, tanto el anciano Krapp, en vivo ante nosotros en el escenario, como el joven Krapp que escuchamos en la cinta, están igualmente presentes, aunque uno apenas reconoce al otro. El resultado es una de las grandes obras sobre lo que significa experimentar el paso del tiempo y el tiempo que ha pasado.

We need to begin to start thinking about the Neil Young Archive in these terms. The NYA is not simply like a very large Spotify playlist with better sound; and listening to a song on the Archive is not the same as listening to that same song in any other format. The whole architecture of the site, from the filing cabinet interface with its year index, to the vintage controls and archival documents, reminds us of that uncanny feature of recorded music that we usually hide from ourselves: that when we listen to a recording, we are conjuring a ghost. This is not new territory for Neil: “Journey Through the Past”, “Helpless”, “Comes a Time”, and “Time Fades Away” are all songs about memory and time passing – and that is only to pick the most obvious examples. However, the NYA is bigger than any one song; it is also more than the sum of all of the many songs it contains. In the NYA, we have the unprecedented combination of an artist who has long been fascinated with memory, but who, unlike most of the rest of us, has been making recordings of his past (with a scrupulous attention to sound quality) for more than half a century; and who now has the technology, in the digital archive, to give structure and form these layers of recorded memories. This is arguably what much of the most compelling art has always done – it has given structure and form to time and memory. But now we have a new kind of art form, the digital archive, in which we can begin to experience and explore the old questions in new ways. The NYA is the pioneering example of this new art form.

Hemos de empezar a pensar en el Archivo de Neil Young en estos términos. NYA no es simplemente como una lista de reproducción muy grande de Spotify pero con mejor sonido; y escuchar una canción en el Archivo no es lo mismo que escuchar esa misma canción en cualquier otro formato. Toda la arquitectura del sitio, desde la interfaz del archivador con su selector de años, hasta los mandos antiguos y las carpetas de archivador, nos recuerda esa extraña característica de la música grabada que solemos pasar por alto: cuando escuchamos una grabación, estamos conjurando un fantasma. Este no es un territorio nuevo para Neil: Journey Through the Past, Helpless, Comes a Time y Time Fades Away son todas ellas canciones sobre el recuerdo y el paso del tiempo -y tan solo he escogido los ejemplos más obvios. Sin embargo, NYA es más grande que cualquier otra significativa canción; también es más que la suma de todas las muchas canciones que contiene. En NYA tenemos la combinación sin precedentes de un artista que ha estado fascinado por el recuerdo durante mucho tiempo, pero que, a diferencia del resto de nosotros, ha estado haciendo grabaciones de su pasado (con una escrupulosa atención a la calidad del sonido) durante más de medio siglo; y que ahora tiene la tecnología, en el archivo digital, para dar estructura y forma a estas capas de recuerdos grabados. Se puede decir que esto es lo que ha hecho siempre gran parte del arte más convincente: ha dado estructura y forma al tiempo y al recuerdo. Pero ahora tenemos una nueva forma de arte, el archivo digital, en el que podemos empezar a experimentar y explorar las viejas preguntas de nuevas maneras. NYA es el ejemplo pionero de esta nueva forma de arte.

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