18 diciembre, 2021

En el granero (de nuevo)



El granero
Diciembre-2021

Welcome back, welcome back
It's not the same
The shade is just you blinking
Bienvenido de nuevo, bienvenido de nuevo.
No es lo mismo.
La sombra es simplemente tú parpadeando.

Miércoles, 15 de diciembre de 2021.

Desde NYA Times-Contrarian.

Barn again

El granero, de nuevo

12-15-21

One of the reasons I like writing for the Times-Contrarian is because I can take it wherever I want to go. It feels a lot like when I started working on newspapers back in 1974 in Austin, Texas. I was a typesetter for the University of Texas' Daily Texan. Then some friends decided to start an alternative paper called the Austin Sun, and asked if I would be the typesetter. Which is actually a grueling job in a lot of ways, and I wasn't sure I wanted double duty doing it. But these new bosses knew I was at heart a music lover, and said they'd let me be the music editor if I would take on the typesetting too. It was a sucker punch, but I went for it. I'd never been a writer before, but I figured how hard could it be? Just write like you talk, I thought, and off I went.

15 de diciembre de 2021.

Una de las razones por las que me gusta escribir para el Times-Contrarian es porque puedo llevar el artículo a donde quiera. Se parece mucho a cuando empecé a trabajar en prensa en 1974 en Austin, Texas. Era cajista del Daily Texan de la Universidad de Texas. Entonces unos amigos decidieron fundar un periódico alternativo llamado Austin Sun, y me preguntaron si quería ser el cajista. Lo cual es un trabajo agotador en muchos sentidos, y no estaba seguro de querer hacer doble trabajo. Pero estos nuevos jefes sabían que en el fondo era un amante de la música, y dijeron que me dejarían ser el editor de música si también me encargaba de la composición. Fue un golpe bajo, pero lo acepté. Nunca había sido escritor, pero pensé que no era tan difícil. Pensé que sólo había que escribir como se habla, y me lancé.

So here I am, 47 years later and still writing about music. Actually, I write about music I love. I never understood the point of taking aim at something I didn't like. Why bother? But it might be a bit strange to write about Neil Young's music since I'm part of his staff, but to me that's looking at the old rules that seemed too uptight. If I love something then write about it, no matter who created it. Why not?

Así que aquí estoy, 47 años después y sigo escribiendo sobre música. En realidad, escribo sobre la música que me gusta. Nunca le encontré sentido a opinar sobre algo que no me gusta. ¿Por qué molestarse? Puede que sea un poco extraño escribir sobre la música de Neil Young, ya que formo parte de su equipo, pero para mí eso sería atenerse a viejas reglas que me parecían demasiado rígidas. Si me gusta algo, escribo sobre ello, sin importar quién lo haya creado. ¿Por qué no?

And I can only say that Neil Young's new album BARN hit me with a total wallop right between the eyes. I search high and low now for rock & roll that really gets me. There are now so many different styles of music to search out, sometimes I get lost in the albums at the store that get stocked on the floor. So many interesting things are lurking down there, I don't get too hung up on the new major label releases. But sometimes that changes and an album seems to be calling to me to listen. That's what BARN did. Anytime Crazy Horse is on the bandstand with Young, it's a good bet things are going to fly. They're a band that doesn't approach music with any guidelines but their own. They play with ultimate feel, and seem to know exactly what is needed to turn a song into a soaring statement, one that gets imprinted on the heart and the soul at the same time. It's the kind of performance which really can't be taught. Rather, it is learned over the 50-plus years they've been playing together, and always sounds now like they are playing with one head. Joining original members bassist Billy Talbot and drummer Ralph Molina is Nils Lofgren on guitars, piano, accordion and vocals, Crazy Horse is totally at full strength.

Y sólo puedo decir que el nuevo álbum de Neil Young, BARN, me dio un golpe contundente justo entre los ojos. Ahora busco por todas partes un rock & roll que me atraiga de verdad. Ahora hay tantos estilos diferentes de música que descubrir, que a veces me pierdo en los discos de la librería que se acumulan en el suelo. Hay tantas cosas interesantes al acecho, que no me fijo demasiado en los nuevos lanzamientos de las grandes discográficas. Pero a veces eso cambia y un álbum parece llamarme para que lo escuche. Eso es lo que hizo BARN. Cada vez que Crazy Horse entra en escena con Young, es una buena apuesta que las cosas van a volar. Son un grupo que no se acerca a la música con sus propias directrices. Tocan con el máximo tacto y parecen saber exactamente lo que se necesita para convertir una canción en una declaración elevada, que se graba en el corazón y en el alma al mismo tiempo. Es el tipo de interpretación que realmente no se puede enseñar. Más bien, se aprende a lo largo de los más de 50 años que llevan tocando juntos, y ahora siempre suenan como si tocaran con una sola cabeza. Al unirse Nils Lofgren en las guitarras, el piano, el acordeón y la voz a los miembros originales, el bajista Billy Talbot y el batería Ralph Molina, Crazy Horse está enteramente a pleno rendimiento.

When it was time to record again, there was only one place to go. An 100-year-old barn high in the Rocky Mountains, set in some of the most glorious land in America. There are fields, lakes and mountains all around, but most of all there is the sky above. Bouncing with stars at night, it looks like a celestial ceiling of how the Creator likely felt the world below should be covered with. It's the kind of environment that calls to a person's higher spirits, the ones that fill the heart with wonder and will not allow the machinations of the outside world to intrude. This is the promised land, and there is no way not to rise to the occasion when surrounded by it. Whatever happens under these skies is forever, and that spirit should be honored. And when the full moon joins in that ultimate symphony of nature, well then, there is only gratitude to be bestowed on whatever comes to life during that time. That's where Neil Young and Crazy Horse's new album BARN was born.

Cuando llegó el momento de volver a grabar, sólo había un lugar al que acudir. Un granero de 100 años de antigüedad en lo alto de las Montañas Rocosas, situado en una de las tierras más gloriosas de América. Hay campos, lagos y montañas alrededor, pero sobre todo está el cielo. Rebosante de estrellas por la noche, parece un techo celestial del que probablemente el Creador sintió que el mundo de abajo debía estar cubierto. Es el tipo de entorno que llama a los espíritus superiores de una persona, los que llenan el corazón de asombro y no permiten que las maquinaciones del mundo exterior se entrometan. Esta es la tierra prometida, y no hay forma de no estar a la altura de las circunstancias cuando se está rodeado de ella. Lo que ocurre bajo estos cielos es para siempre, y ese espíritu debe ser honrado. Y cuando la luna llena se une a esa sinfonía definitiva de la naturaleza, bueno, entonces sólo hay gratitud que otorgar a todo lo que cobra vida durante ese tiempo. De ahí nació el nuevo álbum de Neil Young y Crazy Horse, BARN.

It's always been a given, really, that great albums begin with a great song. The musicians' intentions need to be laid out for all to hear right from the start, like a signal is given that something grand is going to happen. It can't be that anything less than the best be used to announce that call. Even when the thought may enter that the strongest punch needs to be saved for later, that's not how the best rock & roll works. If an album is going to make sure it needs to be heard with both heart and head, those qualities need to be shining at full strength. In today's world, there is so much jockeying for attention it's getting easier and easier to be overwhelmed with sounds and sights. It's become far too common to be listening to a streamed song and completely miss what's being heard. Some of that is because of the narrow audio format, but some of it is also because the song doesn't call for the ears to hear. It's like a double trouble dilemma the modern world has foisted on music lovers, and it can be a battle to overcome.

Siempre se ha dado por sentado que los grandes álbumes comienzan con una gran canción. Las intenciones de los músicos deben quedar expuestas para que todos las escuchen desde el principio, como si se diera una señal de que algo grande va a suceder. Y no puede ser de otra manera: se utiliza lo mejor para anunciar esa señal. Incluso cuando se puede pensar que el golpe más fuerte debe guardarse para después, no es así como funciona el mejor rock & roll. Si un álbum va a conseguir que se escuche con el corazón y con la cabeza, esas cualidades tienen que brillar con toda su fuerza. En el mundo actual, hay tanta competencia por la atención que cada vez es más fácil sentirse abrumado por los sonidos y las imágenes. Se ha vuelto demasiado común escuchar una canción en continuo (streaming) y perderse por completo lo que se está escuchando. Parte de ello se debe al estrecho formato de audio, pero otra parte también se debe a que la canción no llama a los oídos para que la escuchen. Es como un doble dilema que el mundo moderno ha impuesto a los amantes de la música, y puede ser una batalla a ganar.

Not on BARN. "Song of the Seasons" is one of the most gently riveting songs of Neil Young's long career. It is a 360-degree paean to not only love, but to life itself. With an undeniably gracious musical movement and deep-born mood of acceptance, it feels like a place has finally been found that calls for nothing but awareness. The strident push and pull of modern life has been stored away. Now, finally, there is nothing to reach for except notice for what is already here: "We're so together in the way that we feel / that we could end up anywhere." The decades and decades of life that pass by have a way of fine-tuning themselves down to an essence of simplicity, a time that doesn't call for decisions or dilemmas. Love answers those questions without ever being asked, like a definition of beauty. No es así en BARN. Song of the Seasons (La canción de las estaciones) es una de las canciones más delicadas de la larga carrera de Neil Young. Es un canto de 360 grados no sólo al amor, sino a la vida misma. Con un estilo musical de innegable elegancia y un estado de ánimo de profunda aceptación, da la sensación de que por fin se ha encontrado un lugar que no pide más que conciencia. El estridente empuje y el tirón de la vida moderna se han aparcado. Ahora, por fin, no hay nada que alcanzar, excepto constatar lo que ya está aquí: "Estamos tan unidos en la forma en que nos sentimos / que podríamos estar en cualquier lugar". Las décadas y décadas de vida que pasan tienen una manera de afinarse hasta una esencia de simplicidad, un tiempo que no exige decisiones ni dilemas. El amor responde a esas preguntas sin que se las formulen, como una definición de la belleza.


After only one song, the album has announced the journey ahead is going to be one full of substance. There is no clue given where it will all go, but like life itself those are the questions which don't really need to be asked, because faith promises answers will be supplied. It is the only way to enjoy the present, and BARN feels already like a downhome music of the spheres where the journey will be rewarded. The most beautiful sound in the world created is one where the trying can't be detected. Instead, it just is. At this point, Neil Young and Crazy Horse are beyond thought. They are into the mingling of chromosomes and brain waves that is nature's real reward. Now comes the story.

Con sólo una canción, el álbum ha anunciado al oyente que el viaje que le espera va a estar lleno de sustancia. No se ha dado ninguna pista de hacia dónde irá todo, pero, como la vida misma, esas son las preguntas que realmente no necesitan hacerse, porque la fe promete que las respuestas llegarán. Es la única manera de disfrutar del presente, y BARN se siente ya como una música de las esferas donde el viaje se verá recompensado. El sonido más bello del mundo que se puede crear es aquel del que no se puede saber el propósito. En su lugar, simplemente es. En este punto, Neil Young y Crazy Horse están más allá del pensamiento. Están en la mezcla de cromosomas y ondas cerebrales que es la verdadera recompensa de la naturaleza. Ahora viene la historia.

"Heading West" sounds like an explanation of everything, a reflection of Neil Young's early years when life started over as he and his mother moved away from his father and brother in Toronto, going west to live in Winnipeg. But the big bang occurred when Young got his first guitar. Nothing would ever be the same, and the song itself sounds like the audio side of that explosion, like the music blasting out of the guitar was all that needed to be heard. The Young family had been torn in two, and even though there was still hope on the horizon in Winnipeg, the guitar would be the ultimate salvation. No matter where Young was. "Good old days, good old days / Headin' west to find the good old days / Mommy got me my first guitar..." Young sings like he might even have known then, right before he became a teenager, that whatever was ahead the guitar would be the answer for all challenges. As the chords crash around him and Crazy Horse now, it almost feels like he is still wrapped in that original belief which would take him to the moon and back. It is in those moments while growing up when a signal is sent, and if the young person's inner receiver is on and the signal comes through, so much of the confusion which threatens to take a teenager apart can be avoided if a deep calling is discovered. Without it, danger lurks and destruction is easily delivered. But with it, with the power of music arriving full-born, the answers thrive inside and all is possible. And for Neil Young, without a doubt, heading west was the best. That's where the guitar was. Sometimes a seeming disaster can be a boy's best friend. Heading West (Rumbo al oeste) suena como una explicación de todo, un reflejo de los primeros años de Neil Young en los que la vida comenzó de nuevo cuando él y su madre se separaron de su padre y su hermano en Toronto para ir al oeste, a vivir en Winnipeg. Pero el gran estallido se produjo cuando Young obtuvo su primera guitarra. Nada volvería a ser lo mismo, y la propia canción suena como el lado sonoro de esa explosión, como si la música que salía de la guitarra fuera todo lo que había que escuchar. La familia Young se había partido en dos, y aunque todavía había esperanza en el horizonte en Winnipeg, la guitarra sería la salvación definitiva. No importaba dónde estuviera Young. "Días mejores, días mejores. / Rumbo al oeste para conocer días mejores. / Y mami me regaló mi primera guitarra". Young canta como si hubiera sabido entonces, justo antes de convertirse en un adolescente, que la guitarra sería la respuesta para todos los desafíos que tuviera por delante. Mientras los acordes resuenan alrededor de él y de Crazy Horse, casi parece que sigue aferrado a esa creencia original que le llevaría a la luna y de vuelta. Es en esos momentos de crecimiento cuando se envía una señal, y si el receptor interno del joven está encendido y la señal llega, gran parte de la confusión que amenaza con destrozar a un adolescente puede evitarse si se descubre una vocación profunda. Sin ella, el peligro acecha y la destrucción se produce fácilmente. Pero con ella, con el poder de la música que llega de lleno, las respuestas prosperan en el interior y todo es posible. Y para Neil Young, sin duda, ir al oeste era lo mejor. Allí estaba la guitarra. A veces un aparente desastre puede ser el mejor amigo de un chico.


Just two songs in and BARN's foundation has been built. "Change Ain't Never Gone" looks square in the eye of the coming upheaval as the new economies and the changes needed battle the old to a death match. Which economy can ride to the rescue of the earth's survival feels like a question too big to answer, but answering it is a must. Con sólo dos canciones, los cimientos de BARN ya están construidos. Change Ain't Never Gone (El cambio no va a suceder nunca) mira de frente a la convulsión que se avecina, ya que las nuevas economías, y los cambios necesarios, se enfrentan a las antiguas en un combate a muerte. Qué economía puede ir al rescate de la supervivencia de la tierra parece una pregunta demasiado grande para responder, pero hacerlo es una obligación.


And Young, the Canerican now as his American citizenship became final a few years ago, also sees himself as a hybrid, one that can possibly help forge a togetherness between nationalities, race, politics, everything. Freedom can be the only goal, even if it gets messy. Y Young, ahora Canerican (Canericano), ya que su ciudadanía estadounidense se hizo efectiva hace unos años, también se ve a sí mismo como un híbrido, uno que posiblemente pueda ayudar a forjar una unión entre nacionalidades, raza, política... todo. La libertad puede ser la única meta, aunque la cosa se complique.


There are no freebies, as the singer knows, and the travels ahead are full of surprises. That's where love comes in again, and "Shape of You" shines the light so bright that a new day begins. With honky-tonk musical roots and a bluesy backbeat, life's ultimate feeling which can never really be put into words springs alive, driven by harmonica runs that pull those elusive stars from the sky and plant them right on the ground. Music has always seemed to be about making the impossible seem possible, whether it's with an ancient drumbeat or an old guitar. There is something for everyone hiding in the rhythm and the chords. Neil Young and Crazy Horse have spent most of their lives finding them, and if anything BARN is saying that will never change. Only grow. No hay regalos, como bien sabe el cantante, y el camino que queda por delante está lleno de sorpresas. Ahí es donde entra de nuevo el amor, y Shape of You (A imagen tuya) hace brillar la luz con tanta fuerza que comienza un nuevo día. Con raíces musicales honky-tonk y un ritmo de fondo de blues, el sentimiento supremo de la vida, que nunca puede expresarse realmente con palabras, cobra vida, impulsado por las ejecuciones de armónica que extraen esas escurridizas estrellas del cielo y las plantan justo en el suelo. La música siempre ha buscado hacer posible lo imposible, ya sea con un añejo ritmo de batería o con una vieja guitarra. En el ritmo y los acordes se esconde algo para todos. Neil Young y Crazy Horse han pasado la mayor parte de su vida encontrándolos, y si algo dice BARN es que eso nunca cambiará. Sólo crecerá.


Like many Young songs, some feel like movies. There is an ominous sound in the chords, or mysterious twists and turns in the lyrics that speak to something that is somewhere out there in the ozone. "They Might Be Lost" is all that and more. A truck, full of something, is late and there's no explaining what happened. Is it sinister, or just a mistaken message? No one knows. As Young admits, "I can't quite remember / what it was that I knew." But sometimes it's in the not knowing that keeps everything going. Como muchas canciones de Young, algunas parecen películas. Hay un sonido siniestro en los acordes, o giros misteriosos en las letras que hablan de algo que está en algún lugar bajo la capa de ozono. They Might Be Lost (Se habrán perdido) es todo eso y más. Un camión, cargado de algo, llega tarde y no se explica qué ha pasado. ¿Es siniestro o sólo un mensaje equivocado? Nadie lo sabe. Como admite Young, "no consigo recordar del todo / qué era lo que sabía". Pero a veces es el no saber lo que hace que todo siga adelante.
Unfortunately not knowing doesn't work when it's the survival of earth at stake. "Human Race" can feel like a related song to GREENDALE's epic "Be the Rain." Both question the survival of life, cranked to the max, and give no quarter to those sitting on the fence. There is no time for that, Young seems to be saying, and it is those who have been running the world that have to answer for the Big Quandary. Will it be flames and waves, fires and floods we leave to our children? The race is on to save the human race. The starting gun is ready to be fired. Por desgracia, no saber no sirve de nada cuando lo que está en juego es la supervivencia de la Tierra. Human Race (La raza humana) puede parecer una canción relacionada con la épica Be the Rain de GREENDALE. Ambas cuestionan la supervivencia de la vida, a tope, y no dan cuartel a los que están sentados en la valla. No hay tiempo para eso, parece decir Young, y son los que han estado dirigiendo el mundo los que tienen que responder por el Gran Dilema. ¿Serán las llamas y las olas, los incendios y las inundaciones, lo que vamos a dejar a nuestros hijos? La carrera por salvar a la raza humana está en marcha. El pistoletazo de salida está listo para ser disparado.
Once again on BARN love steps in just in time. Maybe it really is the only answer, as in "Tumblin' Thru the Years." Life has never been a straight line. Not really. The bumps and the bruises, the twists and the turns are the things that give time its meaning. Otherwise it would all be a blank page. And, really, it's the tumblin' together with someone that makes it all worthwhile. Along with the stars in the sky. Una vez más, en BARN el amor interviene justo a tiempo. Quizá sea realmente la única respuesta, como en Tumblin' Thru the Years (Dando tumbos a lo largo de los años). La vida nunca ha sido una línea recta. No lo es. Los baches y las magulladuras, los giros y las sorpresas son los que dan sentido al tiempo. De lo contrario, todo sería una página en blanco. Y, en realidad, lo que hace que todo merezca la pena es dar tumbos junto a alguien. Con las estrellas en el cielo.
Beyond television, beyond electricity, beyond, yes, computers. It's back to the stars as ground zero, so far above us. "Welcome Back," Young sings, to the place where everything began. And may end. Call it the Big Change, maybe, or whatever the next step is. It sure sounds like Neil Young has been thinking on it pretty hard, guitar in hand to pull out the eerie notes from his tried and true Gibson Les Paul, to wake us up and welcome us back. To what we're not so sure. Más allá de la televisión, más allá de la electricidad, más allá, sí, de los ordenadores. Es la vuelta a las estrellas como punto cero, muy por encima de nosotros. Welcome Back (Bienvenido de nuevo), canta Young, al lugar donde todo comenzó. Y puede que termine. Llámalo el Gran Cambio, tal vez, o lo que sea el siguiente paso. Parece que Neil Young, guitarra en mano, ha pensado mucho en ello sacando unas inquietantes notas de su probada Gibson Les Paul para despertarnos y darnos la bienvenida de nuevo. A qué ya no estamos tan seguros.
But luckily for us the answer he's come up with is "Don't Forget Love." In the end, it's probably the only way to see where we can find our beginning and our end. Maybe that's because like a Mobius Strip, it's really a circle that never ends. And they're the same thing: start and finish. "There's a secret in every story / in the ways we remember love / don't forget love / don't forget love..." Amen. Pero por suerte para nosotros la propuesta es Don't Forget Love (No olvides el amor). En definitiva, es probablemente la única manera de ver dónde podemos encontrar nuestro principio y nuestro final. Tal vez sea porque, como una cinta de Möbius, en realidad es un círculo que nunca termina. Y son la misma cosa: el principio y el final. "Hay un secreto en cada historia / en cada historia que nos recuerda el amor... / No olvides el amor / no olvides el amor". Amén.
Bill Bentley

Bill Bentley.

1 comentario:

ivaxavi dijo...

Gracias, Tasio. Tremendo!!!
Me lo guardo para luego, para saborearlo como toca: leyendo y escuchando al mismo tiempo...